Monclova ha tenido distintas personalidades. Lo mimso sirvió para contrarrestar ataques de las tribus guerreras de tobosos, guachichiles y irritilas, que enclave estratégico para la evangelización en el norte del país. Con el México independiente se convirtió en capital, junto con Saltillo, del estado de Coahuila y Texas, el inicio del siglo XX la encontró como una comunidad modesta dedicada a la ganadería y la agricultura, sobre todo de la nuez; en 1942 se instauró Altos Hornos de México y desde entonces se ha convertido en una ciudad industrial y de negocios.
Su nombre completo es Santiago de la Monclova, y tuvo siete intentos de fundación, pero no siempre con el mismo nombre, el intento más antiguo lo hizo Luis Carvajal y de la Cueva en 1577, el último fue el 12 de agosto de 1689, estuvo a cargo de Alonso León y González. Melchor Portocarrero Lasso de la Vega, tercer conde de la Monclova y virrey de la Nueva España, fue quien le dio el mismo nombre que su condado en España. Después de los violentos intentos de España por pacificar la región, fray Juan Lario logró hacerlo desde la enseñanza de la fe. Proveniente de Sayula, Jalisco, fue enviado por la arquidiocesis de Guadalajara para esta difícil encomienda de evangelizar a las rijosas tribus del norte. Para ello fue escencial la construcción de la Iglesia Santiago Apóstol de Monclova, que hoy se ubica frente a la Plaza Principal de Monclova. Fue ordenada por el canónico don José Miguel Sánchez Navarro y se construyó de 1775 a 1810 con piedra de sillar. MEzcla formas de inspiración neoclásica, barroca y gótica. En su lado oriente hay una fachada enmarcada con dos columnas y un remate mixtilíneo.
Tomando hacia el norte, se localiza la Capilla de San Francisco realizada en 1700. De austera fachada hecha de adobe, con tres campanas y un remate de cruz, en su interior sorprende un retablo de lámina de oro de 24 kilátes, que estaba originalmente en la Catedral de Saltillo. En los últimos quince años el patronato Adopte una Obra ha remodelado su estructura.
El Teatro Coahuila y Texas fue construido por el gobernador Antonio Cordero y Bustamante en 1794 para albergar el Hospital Real de la Provincia que se inauguró en 1804 y pretendía ser para uso del ejército y sus familiares. Los movimientos de independencia obligaron a transformarlo en cuartel. Aquí estuvo preso el cura Hidalgo tras haber sido derrotado en la batalla de Acatita de Baján. Frente a este lugar hubo un nogal donde estuvo amarrado, el tronco todavía puede conocerse en el Museo del Polvorín. Esta es una construcción de tabique de adobe, con pisos de ladrillo, techos con vigas y tabletas de sabino, arcos y pilares de piedra de cantera, ventanas con marcos de piedra de sillar y rejas de madera de mezquite. Aquí se aplicó la primera vacuna contra la viruela en el estado, y en 1836 el alcalde David Serna lo convirtió en cárcel municipal. Una epidemia de cólera obligó a abandonarlo, la gente empezó a destruirlo hasta que el ejército lo recuperó a finales del siglo XIX. Con la Revolución Mexicana fue ocupado indistintamente por federales y revolucionarios. El ejército mantuvo como cuartel hasta 1982, cuando el gobernador Eliseo Mendoza Berrueto lo donó como museo. En este museo hay una sala permanente de historia, pero también se hacen exposiciones de pintura, trajes típicos, altares de Día de Muertos o árboles de Navidad, aquí ensaya una orquesta de música infantil y hay sesiones de sociedades de historia de la región. En últimos tiempos también alojó exposiciones itinerantes, como Serpientes y escaleras del Museo del Desierto de Saltillo.
El Polvorín se construyó sobre una loma que daba una vista privilegiada de todo el sitio y que permitía ver la llegada de las tribus que buscaban atacar a los españoles. Al principio fue una torreta, el edificio se construyó en 1777, cuando era gobernador de la provincia de Coahuila Juan de Ugalde; en 1818 fue escuela para varones, albergó a la Cruz Roja y es museo desde el 12 de agosto de 1977. Su nombre es Museo de Armas y Aspectos Históricos El Polvorín. Este recinto cobija los objetos simbólicos e históricos que describen la historia de Monclova desde sus primeros pobladores hasta la vida industrial de nuestros días. Lo mismo hay armas, adornos y piezas históricas de los tobosos y guachichiles, que fotografías de la sociedad monclovense en el siglo XX; el acta de nacimiento de Francisco I. Madero y la cuna del general Lucio Blanco, oriundo de Nadadores, y fotos de Olga Falcone, la primera mujer que posó para sellos postales.
A principios de los cuarenta del siglo pasado el gobierno mexicano decidió instalar una planta siderúrgica en Monclova, así nació Altos Hornos de México. Para echarlo a andar contrataron a Harold E. Pape, quién se distinguió por filántropo y por ser una de las personas más influyentes en el desarrollo de Monclova. Cuando se fundó Altos Hornos, Monclova era un pueblo agrícola y no superior a los cinco mil habitantes. Con la puesta en marcha de la planta llegaron migraciones a Monclova: ingenieros y obreros, empleados administrativos y burócratas, operarios especializados y pequeños negociantes que debían dotar de servicios a los nuevos acereros. La fisonomía de Monclova cambió hasta conseguir el impulso industrial de nuestros días. Los Pape fueron líderes en la creación de escuelas, hospitales y servicios para la sociedad. Uno de los más importantes desarrollos fueron los parques Xochipilli, punto de referencia de la ciudad. Se construyeron en unos llanos donde los muchachos jugaban beisbol. Harold R. Pape fue el principal impulsor del proyecto, pero falleció antes de verlo concluido. Se les llamó Xochipilli en alusión al príncipe de las flores, la primavera, el amor y la danza. En 1988 surgió el primer parque, de 22 hectáreas. En 1999 se inauguró el segundo, de 28 hectáreas. Tienen instalaciones deportivas y juegos para niños, en el primero hay un pequeño jardín botánico de plantas desérticas, cascada y lago artificial. El segundo cuenta con una estación de tren, un lago con tirolesa, un molino holandés y una zona arqueológica con réplicas prehispánicas. Son parques con un verdor inusual en el desierto. Es de sorprender el césped bien cortado en un ambiente de arbustos y cactáceas, su insólito orden parece creado para la relajación y práctica de actividades recreativas. En la mañana hay gente ejercitándose. Hacia el mediodía se encuentran mujeres practicando yoga alrededor del quiosco, que emite música durante el día entero. También a esas horas llegan los grupos escolares, su mayor interés es subir a los trenes que dan la vuelta alrededor de Xochipilli 2.
El Museo Biblioteca Pape es otro proyecto de Harold E. Pape, inaugurado el 17 de agosto de 1977 en un moderno edificio de cuatro niveles, que además de un acervo bibliográfico de gran valía cuenta con salas de exposiciones permanentes con piezas arqueológicas y otro espacio para exhibiciones temporales.
El Teatro de la Ciudad en Monclova es un predio de 20 mil metros cuadrados asentado en el Bulevar Harold Pape, este espacio se construyó en 2010 y es de los mejores teatros contemporáneos de todo el país. Su escenario principal tiene 18 metros de frente por 16 de fondo y 11 de altura. La Sala General es para mil espectadores, con áreas para personas con capacidades diferentes. También cuenta con un Teatro de Cámara para uso de los grupos artísticos locales o presentaciones a menor escala, con el equipamiento de nivel de estudio de televisión y capacidad para 185 espectadores. Cuenta con cómodos camerinos, además de un lobby donde se hacen exposiciones temporales de artistas de la región. El teatro se estrenó con un espectáculo de Armando Manzanero y la cantante Susana Zabaleta.
En Monclova así como todo el norte del país el beisbol es un deporte muy importante y seguido. El equipo de Monclova son los Acereros. Su estadio se encuentra en la colonia Ciudad Deportiva, existe desde 1975 y ha tenido remodelaciones en 1996 y 2011. Tiene capacidad para once mil personas y se le presume como uno de los más confortables de toda la Liga Mexicana de Beisbol, cuenta con 80 por ciento de butacas abatibles. Pero más importante que esta comodidad es el gozo de los monclovenses para asistir a los juegos de su equipo, los precios son baratos. Como en Xochipilli, el Estadio Monclova congrega a los distintos estratos de la ciudad sin distinciones. Ingenieros, operadores, administrativos de Altos Hornos vienen a apoyar a su equipo.