Debe su nombre a don Miguel Ramos Arizpe, padre del federalismo quien naciera en este lugar cuando aún se nombraba San Nicolás de la Capellanía, aunque tiempo atrás se fundó bajo el nombre de Valle de las Labores en 1577, debido a las grandes extensiones agrícolas que trabajaban. Es conurbada a Saltillo pero tiene su propia personalidad y una historia independiente. Por aquí pasó y se hospedó el cura Hidalgo en la Hacienda de Santa María, antes de ser aprehendido en Acatitla de Baján y llevado preso a Chihuahua. También en este territorio Venustiano Carranza firmó el Plan de Guadalupe, con el que desconoció a Victoriano Huerta.
De un singular tamaño, la Plaza de Armas Ignacio Zaragoza, posee al centro un espléndido quiosco, tan generoso como la plaza misma que refleja muy bien el bienestar económico del cual goza esta ciudad. Frente a la plaza se levanta el Palacio Municipal, un edificio de estilo neocolonial muy pulcro, con amplios ventanales, balcones y arquería. Al interior luce mosaicos que ilustran los lugares más representativos del municipio, así como sus tradiciones más enraizadas: entre otras, el pan de pulque, la elaboración de tamales, la raspa de lechuguilla y la obtención de cera de candelilla. Estos coloridos azulejos cuentan la historia del municipio desde su fundación; la composición pone énfasis en el desarrollo económico y los cambios que ha sufrido el palacio municipal a través de los años. El actual edificio se construyó en 1998. Al salir del inmueble y cruzar la plaza se halla la Iglesia de San Nicolás Tolentino, construida entre 1804 y 1817. La fachada del templo es sencilla y de dimensiones modestas, pero en su interior resplandecen con mucho decoro las vigas expuestas de su techumbre, mismas que a casi 200 años lucen casi nuevas.
Cien kilómetros separan la ciudad de la Hacienda Plan de Guadalupe. Para llegar se toma la carretera federal 57, con rumbo a Monclova, y conforme la ciudad queda atrás, el camino se adentra en el desierto coahuilense. De ello dan constancia las palmas del desierto y los largos ocotillos al lado del camino. En esta hacienda se firmó el 26 de marzo de 1913 el Plan de Guadalupe, documento que desconocía el gobierno de Victoriano Huerta y se le acusaba de traición contra Francisco I. Madero. De la misma forma se rechazaban los tres poderes federales y se creaba el Ejército Constitucionalista con Venustiano Carranza al mando. También se establecía que al entrar a la capital del país, él asumirá la presidencia de forma interna y convocaría a elecciones inmediatas. Actualmente, la hacienda está restaurada, y se puede acceder para conocer su gran patio que funciona como jardín botánico porque muestra la flora del desierto: palmas, chinas, ocotillos, mezquites, nopales, lechuguillas y mandiocas. Además, hay una explanada, donde cada año, autoridades políticas nacionales, con el gobernador de Coahuila como anfitrión, celebran la firma del plan.
Solo 80 kilómetros separan la agitada vida en la ciudad de Saltillo del descanso y la relajación que brindan las Termas de San Joaquín con pozas de agua manantial azufrosa. No se admiten niños menores de 12 años; sin embargo, hay un espacio de entretenimeinto cerrado con juegos y películas infantiles. Durante casi 120 años las termas han sido un lugar de relajación y descanso. La experiencia comienza desde la incursión de las termas por medio de un largo túnel, apenas iluminado, que paso a paso prepara la psique para el descanso. Al llegar, una extensa alberca, dentro de una gran galería abovedada con columnas de cantera y techo de ladrillo, es el espacio ideal para sacar la agitación bajo la cual se vive en la metrópoli. Sus cálidas aguas se mantienen en promedio a 45°C; no solo relajan, también ayudan a disminuir dolores musculares y favorecen la circulación de vías respiratorias. Además, se considera que el azufre es terapéutico para la piel. Entrar es descubrir toda una cultura de relajación. Existe un área pública y otra exclusiva para huéspedes; ambas ofrecen la misma experiencia, solo que en la segunda el placer puede continuar si el visitante se hospeda en este moderno, pero tradicional complejo, inaugurado en 2006, donde además se pueden desarrollar otras actividades como senderismo, rutas en bicicleta y observación astronómica, ya que por las noches el cielo de esta región es propicio para esta actividad.
La historia dice que la primera etapa de la Independencia tuvo su fin en tierras de Ramos Arizpe. Uno de esos capítulos se escribió en la Hacienda de Santa María y Templo de la Virgen del Rosario. Corría el año de 1811 y el cura Hidalgo, junto con sus correligionarios Aldama, Allende y Abasolo, llegó a Saltillo; ahí permanecieron entre el 5 y el 16 de marzo, antes de intentar llegar al vecino país del norte a fin de abastecer recursos y armamento por la lucha insurgente.
Al tomar camino pasaron por la hacienda de Santa María y en ella pernoctaron la noche del 17 de ese mes. Lo que sucedió aquí aún es motivo de desacuerdo entre historiadores, sin embargo, la tradición oral cuenta que el Padre de la Patria ofició en este templo su última misa antes de ser aprehendido, junto a los demás insurgentes, en Acatitla de Baján, para ser confinado en la prisión de Chihuahua. Un lugar así debería ser digno de tal relato. Lamentablemente, el templo y su historia se encuentran hoy en el olvido. Aún así, en la hacienda todavía viven algunas familias que platican con emoción cual fue la habitación del cura.