A 39 kilómetros del límite estatal, sobre la carretera federal 45 está el primer sitio apuntado por la UNESCO, la Capilla de San Antonio de Padua de la Ex Hacienda de Juana Guerra. 6 kilómetros al oeste está el pueblo Nombre de Dios, fundado en 1562. Los bellos templos de este poblado fueron considerados por la UNESCO como parte de la ruta.
En las orillas de Durango está Navacoyán, cuyos edificios históricos son parte del nombramiento. En este sitio el conocido Puente del Diablo es de llamar la atención. El cuarto punto es el Centro Histórico de la ciudad de Durango.
Siguiendo la ruta de la ligera que es la actual carretera federal 45 Durango-Parral se llega a las exhaciendas El Palmito de Arriba y El Palmito de Abajo, casi juntas y poseedoras de preciosas capillas incluidas en el itinerario del Patrimonio Mundial.
La Cueva de las Mulas está junto al pueblo de San José del Molino, esta cueva es una hoquedad natural de unos 15 metros de profundidad en un cañón primoroso de las estribaciones de la Sierra Madre Occidental. Aparte del valor escénico, en esta cueva hay pinturas rupestres realizadas por los indios tepehuanos que describen equinos y jinetes de los siglos XVI o XVII.
Siguiendo la actual carretera federal 40 se llega a la ruta de la Laguna, donde encontrará capillas: la del viejo pueblo minero de San José de Avino, que posee preciosas pinturas virreinales, las tres capillas antiguas de Cuencamé, incluida la de San Antonio de Padua, donde se venera al Señor de Mapimí, y la bella capilla de Nuestra Señora del Refugio en la ex hacienda virreinal de Cuatillos.
Al norte de Cuatillos se encuentra lo que fue la misión de Santiago Mapimí. Hoy Pueblo Mágico, Mapimí tiene al lado la mina abandonada de Ojuela con su puente colgante. Estos puentos fueron incorporados por la UNESCO al Patrimonio Mundial.
La Misión de Cinco Señores es hoy el pueblo de Nazas, que por su Parroquia de Señora Santa Ana y el conjunto de sus viejas casonas virreinales es el punto número 13 en la designación de la UNESCO. El organismo incluyó como el punto 14 al tramo del antiguo Camino Real entre Nazas y San Pedro del Gallo. A diferencia del sur donde la lluvia obligaba a revestir con piedra los senderos, aquí el camino tiene por sustrato el mero suelo desértico.
San Pedro del Gallo es el punto 15 en la ruta, es un poblado que parece estar en medio de la nada, pero en realidad su ubicación responde a un ojo de agua, un codiciado tesoro por aquellos rumbos. Su templo del siglo XVIII, sus viejas acequias y sus casonas virreinales de un solo piso forman un conjunto notable. Hacia el norte del pueblo se ha construido recientemente una réplica del antiguo presidio local: altos muros de adobe y torres cilíndricas con aspilleras para disparar con el mosquete. La estructura es impresionante y da una idea muy clara de lo que eran los ataques de los indios bravos hace 200 o 400 años.
La Ex Hacienda de La Zarca se extiende en la planicie llamada Los Llanos de la Magdalena en el siglo XVI, fue antaño una parada imprescindible. Se dice que aquí se reunían los grandes hatos de ovejas y vacas que se enviaban desde Chihuahua y Nuevo México para los obrajes y talabarteros del centro-sur de la Nueva España. Los señoriales perfiles de la hacienda y su capilla de San Mateo revelan un pasado próspero. Hoy se sitúa en un cruce de caminos, el que viene de Mapimí y el camino directo de Durango a Parral. Aquí está ahora la carretera federal 45 que avanza sin desviarse por 100 kilómetros, una de las rectas más largas de todo México.
La Ex Hacienda de la Limpia Concepción de El Canutillo posee una capilla y casco del siglo XVIII. Aquí ya no se ve el desierto, porque el río Florido permite anchos campos de cultivo. Esta hacienda fue donde Francisco Villa vivió acompañado de unos cuantos soldados fieles los últimos años de su vida. En seguida está Villa Ocampo cuyo templo de San Miguel Arcángel fue fundado como misión por los jesuitas en 1630. La iglesia es muy sencilla, pero su bella imagen de San Miguel como niño y varios de sus relieves tallados en cantera son de gran calidad.
Al poniente de la carretera 45 está el pueblo de Indé, originalmente el Real de Minas de Indehé, cuyos yacimientos de metales preciosos habían sido descubiertos desde 1563. Aunque pequeño, es en verdad encantador. Su Parroquia de San Juan Bautista, sus casas, calles estrechas y plazuelas están bien conservadas y forman uno de los conjuntos pueblerinos más llamativos del estado.