El sureste del Estado de México es una región privilegiada donde Sor Juana Inés de la Cruz nació y vivió su infancia. Por supuesto, desde el siglo XVII hasta el XXI muchas cosas han pasado. Pero el rumbo sigue firmemente marcado por los primeros pasos de la poetisa. El fabuloso arte virreinal de la región, que probablemente Sor Juana conoció al menos en parte, completa el cuadro de la ruta histórica.
El valor de la Ruta de Sor Juana, sin embargo, va mucho más allá de los espacios que recuerdan a la famosa escritora, de la magnífica arquitectura y arte virreinal de la zona, sus rincones culturales de primer nivel, como el Museo Casa de Madera, que es uno de los mejores recintos de arte aplicado de nuestro país. Y ahí también se dan cita el curioso pueblo maderero de San Rafael, los talleres artísticos de Tenango del Aire o los sitios históricos de la Revolución Mexicana en Ayapango.
En cuanto a naturaleza, la ruta ofrece varios escenarios más asombrosos del centro del país. Los gigantes Iztaccíhuatl y Popocatépetl se yerguen sobre la zona enmarcando increíbles paisajes verdes de campo y de bosque. Senderos entre pinares y encinares, parajes de cascadas, llanos idóneos para el campismo, arroyos cristalinos, paredes para la práctica del rappel, zacatales, rincones de tundra y nieve y un formidable volcán activo son algunas de las facetas del Parque Nacional Izta-Popo.
Capítulo aparte son los múltiples parques que han abierto sus puertas para ofrecer a locales y visitantes espacios arbolados, viveros, pequeños zoológicos, espacios de interacción con animales y áreas de diversión rodeadas de naturaleza.
Y finalmente ahí está la antigua cultura de la región con sus llamativas celebraciones religiosas y profanas, sus costumbres ancestrales, su hospitalidad y, por supuesto, su gastronomía: mixiotes, codorniz, conejo, pulque, antojitos típicos y mil delicias más son razón suficiente para conocer estos rumbos.
Toda esta variedad de rincones naturales y paisajes, sabores y fiestas, parques y museos, templos y conventos, capillas y haciendas conforman laRuta de Sor Juana, cuna de la máxima poetisa hispanoamericana e itinerario de viaje por una de las regiones más bellas del altiplano central.
Pero ¿Cómo llegar a estos paisajes de encanto y arte? ¿De qué manera disfrutarlos? Viajar por la Ruta de Sor Juana es una experiencia placentera e inolvidable y por muchos motivos que hay que aplaudir. Uno es la facilidad de movimiento. Aunque no se ha terminado la mitad de la vía rápida que conecta al Estado de México con el estado de Morelos; ahora trasladarse de México a Amecameca u Ozumba en auto, representa la increíble sensación de llegar tranquilamente en una hora, pasando apenas por un par de semáforos y disfrutando las panorámicas de los volcanes.
Quienes no tienen automóvil, hay varias opciones para realizar este recorrido. De la Ciudad de México a la zona de los volcanes, las principales rutas de colectivos salen del paradero de la estación Candelaria. O bien de la Central de Autobuses de Oriente (TAPO) dan servicio los autobuses Los Volcanes cada hora.
Uno de los encantos de esta región es que tanto las paradas principales como los alrededores que proponemos están muy cerca unos de otros. De modo que armar un buen fin de semana o una excelente semana de vacaciones combinando estos destinos es realmente fácil.
El rumbo es acogedor. Y si se toman precauciones resulta muy seguro. Para disfrutar de los espléndidos bosques, cerros y campos de la zona le recomendamos hacerlo en grupo, con guías de los mismos pueblos o dentro de los parques ecoturísticos. Si desea conocer todos los parajes hermosos de la vertiente occidental de la Sierra Nevada, le sugerimos armar su plan.
Con respecto al hospedaje, hay diversas opciones. En el tramo de Popo Park (entre Amecameca y Ozumba) hallará varios hoteles y grupos de cabañas visibles desde la carretera. Pero considere también las diversas cabañas que ofrecen los parques ecoturísticos, sobre todo en Tlalmanalco, Amecameca y Paso de Cortés. En su mayoría son habitaciones bien construidas, agradables y limpias donde puede dormirse a pierna suelta al calor de la chimenea.
Finalmente, hay que señalar que es un rumbo de precios bajos. Se come muy bien por cantidades razonables y los precios de las cabañas también son accesibles; además, muchas de ellas son para grupos de ocho o diez personas. Y lo que se paga por entrar a museos, parques ecoturísticos y al Parque Nacional Izta-Popo Zoquiapan es más bien simbólico. En fin, se trata de una región ideal para pasear y disfrutar, con dos agregados que la vuelven única en el mundo: los rastros de la infancia de la Décima Musa y los paisajes de nieve y fuego de los dos volcanes.