Dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, fue erigido en el siglo XVII sobre un templo edificado por los padres dieguinos, que a su vez había sido construido donde existió una ermita franciscana desde 1524.
Durante la época prehispánica este sitio fue un emplazamiento indígena llamado Teopanzolco, “lugar del templo viejo”, dedicado al dios Huitzilopochtli.
De 1846 a 1848, durante la invasión estadounidense a México, los militares mexicanos lo utilizaron como fortaleza para resistir a las tropas enemigas.
Algunos años después, el edificio funcionó como hospital militar para enfermos contagiosos y posteriormente fue abandonado por mucho tiempo, hasta que en 1933 se inauguró el Museo Histórico de Transportes.
En una de las bardas que rodean el atrio, se muestran representadas las 14 estaciones del Vía Crucis hechas con azulejos fabricados en el horno del ex convento en 1800.
El interior custodia un retablo barroco dedicado a la Asunción de la Virgen con pinturas de temas religiosos.
A un lado, la capilla de San Antonio se halla totalmente revestida de azulejos.
El ex convento conserva el jardín, el huerto y el claustro el cual hoy aloja al Museo de las Intervenciones.