El Juego de Pelota se encuentra en las culturas mesoamericanas desde el centro de México hasta los límites de Honduras y El Salvador.
Era un juego muy popular que si bien fue adquiriendo tintes ceremoniales y religiosos, comenzó como una actividad lúdica.
En algunos sitios llegó a tener tal importancia que se construyeron canchas monumentales y se jugaba con un sentido ritual.
No se sabe exactamente cómo se practicaba el Juego de Pelota entre las diferentes culturas, pero se cree que había diferentes estilos, atuendos y forma de contar los tantos, así como las canchas del Juego de Pelota también eran diferentes.
Las canchas se pueden identificar porque casi siempre están edificadas en forma de “I” o “T”, no obstante, sus aros y sus taludes pueden ser muy diferentes.
El aro que poseen las canchas del juego no siempre servía para ser atravesado por la pelota. En muchas ocasiones funcionaba como marcador, como delimitador o como rebotador.
También existen diferencias en el número de aros. Por ejemplo, la cancha de Copán, en Honduras, posee seis aros en total, tres en cada talud, hay algunas con dos, otras con cuatro y otras sin aro.
Todo esto lleva a pensar que este elemento no tenía tanta importancia como la pelota, que variaba de tamaño según los distintos estilos de juego. Las pelotas pequeñas se usaban para golpearlas con el antebrazo o con la rodilla, las más grandes, con la cadera. Los vestigios más antiguos de pelotas datan del año 1500 a.C. En esa época aún no había canchas, y se jugaba si ellas.
Las pelotas se hacían con la resina del árbol de hule. Después de extraerla rallando la corteza del árbol, se acumulaba en un recipiente y se ponía a hervir con una raíz llamada Don Diego de Díaz. Esta planta provocaba una reacción química que hacía que se endureciera la resina.
En la antigüedad se iban haciendo tiras de hule para formar la pelota, pero quedaban burbujas en el centro. Para deshacerlas se utilizaban puntas de maguey o colas de raya, porque la pelota debía ser totalmente maciza, y de otra manera se deformaría.
Podemos conocer los atuendos que utilizaban los jugadores observando sus representaciones en estelas, pinturas murales y pinturas en vasijas. Había gente de alta jerarquía que se especializaba en el juego de pelota, probablemente guerreros o sacerdotes, quienes portaban un atuendo específico para los juegos importantes. así podemos observar atavíos con enormes penachos, yugos de piedra, fajados, y más.