Con sus días colmados de atardeceres, de mar, de rocas apilándose apresuradas para no dejar que el aguainunde la Costera Miguel Alemán,Acapulco no hace más que acumular tiempo y melancolía. Muy cerca de las olas se alzan las naves del Mercado Central, no flotan en el océano pero en cambio se deslizan a lo largo de dos cuadras repletas de actividad comercial.
Flores, zapatos, artesanías y acuarios suceden uno detrás de otros. Y si se entra a la nave de fondas y barbacoa, por la puerta 39, el olor que de las ollas se desprende satura el ambiente. Aquí el pozole blanco o verde, allá las enchiladas de aire (sin relleno). Unos puestos después y las manos sirven ceviche, pulpo en su tinta, pellizcadas (tortillas rellenas de pescado, aceitunas y especias) y morisqueta (arroz blanco).
Sólo que el platillo estrella de la Costa Grande es el relleno de “cuche”, que se hace con lechón o pierna de cerdo (hay quienes lo preparan de pollo, sobre todo en Navidad). En el mercado este guisado se come dentro de un bolillo de horno de leña que, dicen las cocineras, debe ir sin migajón y con un poco de caldito para que no sepa muy seco. Probar el bolillo de relleno es una experiencia necesaria, se hornea en su jugo con zanahoria, cebolla y papa. Acompañado de chiles en vinagre, significa un placer que hay que regalarse al menos una vez en la vida.
IMPERDIBLE:
El pan dulce de Tierra Colorada es fantástico. En el mercado se apilan polvorones, empanochadas de piloncillo y requesón, chamucos, pan sobado. También habría que buscar bebidas tradicionales, como la patequilla (un concentrado de uvas silvestres y mezcal) o el chilate (hecho con cacao, arroz, canela y azúcar).
UBICACIÓN:
A unas cuadras de la Costera Miguel Alemán en la calle Diego Hurtado de Mendoza. La nave de fondas y barbacoa está abierta de 7:00 a 13:00 horas, incluso los domingos.