Oaxaca es para comérsela toda, para agradecer uno a uno sus chiles y moles. Fascina a quien la visita, lo sabemos, con sus iglesias de cantera verde, su cielo perfecto, sus alebrijes. Pero el embrujo se percibe demasiado tarde: cuando ya se ha probado su comida y visitado sus mercados.
Inaugurado en 1894, el Mercado Benito Juárez al principio llevaba el nombre de Porfirio Díaz. Décadas después, se instaló a un costado elMercado 20 de Noviembre. Ahora los dos están saturados con las cosas del maíz, el cacao y la madera. La entrada del Juárez está custodiada por cerros de chapulines. Una vez dentro, van apareciendo los quesillos, los puestos de nieves y las Aguas Casilda. En ollas de barro esperan la horchata de almendra con tuna o el agua de chilacayota. Y cuando llega la noche, despiertan afuera, sobre la calle Las Casas, los puestos de tlayudas o los tacos de cabeza de cerdo del Compadre.
El 20 de Noviembre es donde se encuentra el mítico Pasillo de Humo, llamado así por la constante humareda que desprenden las carnes asadas. Este es el mejor lugar para probar el tasajo, un delicioso y delgado corte de res. También se vende cecina y chorizo.
Antes de escoger la carne, hay que acudir a donde están las verduras y pedir un canasto básico con cebollinos, chiles de agua, ensalada de nopales y limones. Son las tortilleras quienes se encargan de limpiar lo comprado, y junto a ellas están los anafres por donde todo pasa antes de llegar al plato.
IMPERDIBLE:
El tejate, la típica bebida de los Valles Centrales que puede hallarse en el Juárez. Está hecho con cacao, pixtle (la semilla del mamey), rosita de cacao (la flor del árbol rosital) y maíz cocido con ceniza. Los ingredientes se muelen en metate hasta formar una pasta a la que se agrega agua fresca de a poco.
UBICACIÓN:
Se encuentran, uno junto al otro, entre las calles Flores Magón y 20 de Noviembre, muy cerca del zócalo. Están abiertos desde las 6:00 hasta las 20:00 horas.