La llamada “Ciudad de los Portales”, es famosa por su perfecta arquitectura nacional: calles empedradas, arcos, patios y jardines interiores son una experiencia inolvidable. Pero además, Álamos está enclavado en un rincón de biodiversidad único de Norteamérica: la Sierra de Álamos, hogar de águilas doradas. Aquí nacieron personajes notables para el país, como el tenor Alfonso Ortíz, el compositor Arturo Márquez y la actriz María Félix, la mismísima Doña.
Se puede ascender al mirador del Cerro del Perico antes del atardecer. El pueblo destella brillos dorados en el ocaso y abajo se distingue la Plaza de Armas, el Palacio Municipal y la Parroquia de la Purísima Concepción. Desde las alturas resalta la imponente Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui, un área natural protegida, que tiene la peculiaridad de poseer tres microclimas, desde el tropical hasta el templado, y una variedad excepcional de flora y fauna. De aquí fluyen los ríos que sostienen los ecosistemas de la zona.
La Hacienda de los Santos es un lugar increíble. Los dueños la restauraron con muy buen gusto y ahora es un hotel boutique. Los cuartos son grandes, elegantes y originales. En el restaurante se puede desayunar unos deliciosos burritos de res, atole de pitahaya y tamales de garbanzo, todo eso con una vista espectacular del Cerro del Perico. Vale la pena tomarse tiempo para recorrer la hacienda, y es recomendable hacerlo en traje de baño ya que encontrarás varias albercas en sus patios. Inlcuso hay un cine privado.
Las encantadoras callejuelas empedradas desembocan en la famosa Plaza de Armas. Desde su construcción en el siglo XIX, parece paralizada en el tiempo, rodeada de viejas casonas con balcones enrejados, patios, traspatios y jardines. Sobresalen el estilo morisco del quisco central, y por supuesto, la señoría de la Parroquia de la Purísima Concepción, de estilo clásico y barroco, el símbolo más representativo del pueblo.
A unos pasos se encuentra el Museo Costumbrista de Sonora, que hace honor a la historia, identidad, cultura, usos y tradiciones propias del estado. Además de las exposiciones, se promueven talleres y presentaciones de danza, teatro, pintura y escultura. Aquí puedes participar, entre otras actividades en un taller de cerámica.
El trenecito turístico comienza su recorrido cada hora desde la plaza. Es perfecto para dar un buen vistazo al pueblo. Entre las acogedoras fachadas blancas y la nostalgia de los vestigios derruidos, testimonio de grandes épocas, llegarás a la casa de María Félix, donde creció una de las más grandes actrices del cine nacional. El lugar funciona como museo y hotel, con una colección de fotografías y objetos, y cinco suites dobles. Como parte del recorrido no debes perderte el Callejón del Beso, ni el Paseo del Chalatón.
Si se trata de carnes, el menudo sonorense, la machaca y el caldo de res son excelentes. Ahora que si te gustan los frutos del mar, el lenguado, la mantarraya y el callo de hacha son maravillas provenientes del Mar de Cortés. Para un menú meramente regional visita Las Palmeras o el restaurante Reyna. Si prefieres algo más internacional no te pierdas el caféLus del Sol y el restaurante Doña Lola. De postre, elige las famosas coyotas de Sonora y los buñuelos acompañados de un champurro, que es champurrado de maíz con chocolate y canela.
A sólo 5km se encuentra el escondido poblado de La Aduana. Aquí existió la famosa mina La Libertad de la Quintera. Sus grandes calderas son huellas de una actividad de cientos de brazos, piernas y jornadas del trabajo. Ahora es un lugar de tranquilidad, con un paisaje bellísimo, precisamente situada entre el desierto de Sonora y la selva de Sinaloa. Por la manera en que se oculta el sol es preferible hacer la visita por la tarde, y no olvides llevar cámara. Además, detente en la Iglesia de la Balvanera.
De vuelta en Álamos, por la noche relájate junto a la chimenea del Chato’s Bar, dentro del hotel La Casa de los Tesoros, y disfruta al ritmo del cuarteto de Álamos, que se presenta todas las noches. Además, los sábados puedes presenciar la tradicional danza del venado de los yaqui, habitantes originarios de esta región. En el Charismas Bar, dentro del hotel La Mansión, prueba la cocina regional e internacional del chef. De regreso a la Hacienda de los Santos, La Cantina Zapata tiene más de 500 diferentes tequilas para degustar, y una impresionante colección de sombreros, monturas y estribos. No olvides probar el licor de Bacanora, tradicional sonorense.
Si te gusta la costa puedes conocer el encanto virgen de Naopatía, pero necesitas a un guía de la oficina de turismo. Una vez ahí, podrás disfrutar de un callo de hacha recién salido del agua y, si tienes suerte, podrás ver y compartir el agua con los delfines del estero.
Si prefieres la montaña debes conocer El Pedregal, ideal para el ecoturismo. A las faldas de la Sierra de Álamos, podrás sumergirte en el bosque en sus 6 km de caminos; la geografía es perfecta para el avistamiento de aves. También tienen cabañas ecológicas con todos los servicios. Al terminar tu recorrido siéntate a la sombra de una palapa a disfrutar de la mejor comida orgánica.
Si se te antoja llevarte un recuerdo de tu estancia en Álamos hay varios lugares que debes visitar: el Mercado de las Artesanías y Artesanías Chávez.
Imperdible:
-
Disfrutar del atardecer en el mirador del Cerro del Perico.
-
Visitar la Reserva Sierra de Álamos Río Cuchujaqui, y conocer los alrededores del pueblo mágico.
-
Conocer la Hacienda de los Santos, caminar por sus jardines y patios.
-
Visitar La Aduana, las ruinas de una antigua mina y su iglesia de la Balvanera.
-
Presenciar la representación de la Mazoyiwua o danza del venado.
Cómo llegar:
Desde Hermosillo tomar la carretera 15 hasta Navojoa, y seguir 53 km por la carretera federal número 13.
Información Turística:
Delegación de Turismo de Álamos.
Guadalupe Victoria 5, Centro.
Teléfono: (647) 428 1371
www.vivesonora.com