La Catedral Basílica Menor de Durango constituye una de las joyas arquitectónicas más notables del norte de México.
Este templo fue reedificado en 1695 después de sufrir el embate de las llamas y la humedad.
Su estampa domina el panorama de la Plaza de Armas, y desde casi cualquier punto elevado de la ciudad se pueden observar sus torres de cantera.
El interior de la Catedral Basílica Menor muestra una fusión de corrientes arquitectónicas, la bóveda se inspira en la sobriedad de la arquitectura bizantina, las columnas son de perfil neoclásico toscano y los trabajos de pintura, realizados a principios del siglo XX, muestran una influencia afrancesada.
La Sillería del Coro, ubicada detrás del altar principal, es considerada la segunda más bella de México después de la de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Es de estilo barroco y presenta figuras antropomorfas y florales, talladas en madera cubierta por hoja de oro. La peana de cada silla se encuentra decorada con 33 imágenes de santos, apóstoles, arcángeles, evangelistas y mártires.
La Catedral Basílica Menor de Durango también resguarda las reliquias de San Longinus, San Valentín Poeri, San Constantino y Santa Celestina Mártir, cuyos restos pueden venerarse los días 1, 2 y 3 de noviembre de cada año.
La Sacristía Mayor posee una hermosa obra de tallado en madera, se trata de sus gavetas de caoba, que por su decoración barroca es considerada la más hermosa del norte de México. Cada gaveta se encuentra destinada a guardar las pertenencias de un sacerdote y su elaboración data de 1740.
La Catedral cuenta con su Museo de Arte Sacro, en donde podrás darte cuenta de la importancia que tuvo Durango en la evangelización de toda esta zona norte de México. En su interior se encuentra la colección de arte sacro más importante del norte del país. El área que ocupa se utilizaba como biblioteca, haceduría y sala de cabildo. Su colección se distribuye a lo largo de las antiguas salas capitulares y episcopales.
En la primera sala del Museo de Arte Sacro se muestran objetos de los siglos XVI y XVII, y entre las obras más destacadas se encuentra una escultura de la Inmaculada Concepción de María, patrona de la ciudad, elaborada por Felipe de Ureña en 1749. Todas las piezas de la colección fueron hechas en su momento para la diócesis de Durango, cuya influencia queda expuesta en la Sala Episcopal. Esta sala exhibe los retratos al óleo de todos los obispos y arzobispos de la diócesis.
La Sala de la Capilla de Música exhibe una colección de 67 libros de Coro de Canto Gregoriano, obras de arte solo presentes en las principales diócesis de la Nueva España, como México, Puebla, Guadalajara, Morelia y Durango. Estos libros se colocaban sobre un facistol o atril al centro de la sillería del coro con la finalidad de ser leídos e interpretados durante las principales ceremonias del calendario litúrgico.
Cada 23 de abril es costumbre de las madres duranguenses traer a sus hijos pequeños a la Catedral y encomendarlos a San Jorge, cuando se encuentran frente a la imagen del santo rezan la oración “San Jorge Bendito, amarra a tus animalitos con tu cordón bendito, para que no me piquen a mi y a mi hermanito”.