Historia de la Delegación Xochimilco, Ciudad de México
El 20 de enero de 1944 se estrenó en el Cine Palacio de la Ciudad de México “María Candelaria”, película dirigida por Emilio “El Indio Fernández” y fotografiada por el insigne Gabriel Figueroa. Nuestros abuelos pudieron ver a Pedro Armendáriz como Lorenzo Rafael y a la bella Dolores del Río como María Candelaria, en la interpretación de este drama de amor sobre las trajineras de Xochimilco, entre ramos de flores y paseos de nubes y ahuejotes que, visto en la pantalla, se convirtió en una de las definiciones de “lo mexicano”.
Xochimilco es un lugar que conserva la imagen rural y lucha por no perder su horizonte, sitio en el que se hablan lenguas indígenas, es una de las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal. Abarca más de 128 kilómetros cuadrados, crece en servicios y demanda de urbanización y enfrenta el reto diario de la lucha entre la identidad y el progreso, ese difícil equilibro que se ha convertido en prueba de supervivencia. Lejos está ya la idílica perspectiva del cineasta que vio en Xochimilco un perfecto ecosistema poblado de chozas de palma y cielos de nubarrones barridos por el viento.
De la historia del pueblo, se sabe que Itzcóatl, rey de Tenochtitlán, mandó destruir cualquier documento que hiciera referencia al poderío y protagonismo de Xochimilco, para que la historia comenzara a partir de su tiempo. Este monarca y el rey-poeta de Texcoco, Nezahualcóyotl, en una alianza mexica, lograron conquistarlo con un ejército al mando de Tlacaelel. De esta manera, el pueblo avasallado se convirtió también en fuerza militar para las tareas expansionistas de los mexicas. Cada ciudad que era arrasada por la alianza, los xochimilcas contribuían a repoblarla y para reconstruirla aportaban sus conocimientos, técnicas artesanales o de fabricación de templos o edificaciones.
Los xochimilcas llegaron al Valle de México aproximadamente en el año 820 a.C. y en 919 a.C. fundaron su pueblo, aunque existen versiones que ubican estos acontecimientos en fechas distintas.
En Xochimilco se desarrollaron gremios y oficios, como el de los tallistas de la piedra. Su mercado, uno de los favoritos de los pobladores de aquella sociedad, era muy visitado por la profusión de mercancías y la variedad de objetos, servicios, flores de ornamentales y alimentos de diversas procedencias. Todavía hoy es un sitio para el asombro.
Xochimilco tuvo integrada su autoridad por tres gobiernos dinásticos: Olac, Tecpan y Tepetenchi, y su vida social y económica se ligó estrechamente al lago, a las chinampas. El origen mítico de Xochimilcoseñala que Quetzalcóatl, Tezcatlipoca y algunos semidioses se transfiguran en el árbol característico de las chinampas: el ahuejote. El cielo había caído y era necesario levantarlo con los adoradores de la diosa del lugar, Quilaxtli, por lo que se pobló así la zona lacustre con sus árboles y su red de acalotes, canales, apantles, zanjas y acequias. Así tendrían dónde permanecer los edificadores de la cultura original.
En las primeras cinco décadas del siglo XVI, Xochimilco producía más de un millón de pescados para el consumo nacional, y sus hortalizas y flores se vendían en los mercados de las ciudades. Junto con los templos, se desarrolló en Xochimilco una gran actividad artesanal y las manos indígenas hicieron sutya la herrería, la carpintería, la cestería, y los artesanos se ubicaron en los nacientes barrios. Apareció el Códice Badiano, primer libro de medicina en el continente americano, cuyo original en náhuatl se debe a MArtín de la Cruz y la traducción es del “elegante humanista Juan Badiano, indio de Xochimilco”. Se construyeron los templos de San Pedro y el de San Bernardino de Siena, el Hospital de la Concepción de Tlacoapa y la Escuela de Artes y Oficios.
En 1891 existió una línea de pequeños vapores que hacían la ruta hacia Iztacalco, en una zona lacustre disminuida que sufría lo mismo por inundaciones o sequías, epidemias y plagas de lirio en los canales. En 1908 Porfirio Díaz inauguró el servicio de tranvías y un año después el alumbrado público. El agua potable llegó en 1913 y las líneas de autobús hasta 1923.
En 1914 se reunieron Francisco Villa y Emiliano Zapata, caudillos de la Revolución, para sellar en un paraje de la zona el llamado “Pacto de Xochimilco”, en medio de un tiempo de batallas e incendios que iniciaron en 1911 y se extendieron hasta 1917.
Xochimilco posee tiene 17 barrios y 14 pueblos, y sus edificaciones son elocuentes testigos de la vida comunitaria. Templos, iglesias, capillas son parte de la vida en colectivo y de la intimidad familiar. Existen canales y embarcaderos, y los nombres de éstos están ligados al paseo familiar de los domingos, a los antojitos y a la música: Cuemanco, Toltenco, Apatlaco, Apampilco, Oztotenco o Atlitic son sitios de referencia para los acalis, las canoas, los cayocos o las trajineras de El Salitre, Belén, San Cristóbal, Fernando Celada, Zacapa o Nuevo Nativitas. Durante el recorrido por los canales, puede verse un cielo especial que cobijó durante siglos la labor de los campesinos y su esfuerzo por hacer producir la tierra en las llamadas chinampas, esa extensión del cultivo sobre el agua, en su superficie de cieno y limo. Es la característica de Xochimilco, su definición, su imagen, su aportación al mundo.
En este sitio la gente vio nacer la leyenda nocturna de La Llorona, como un eco de los mitos y diosas originales implorando por sus hijos, comentó las apariciones del Cincuate entre las chinampas y canales, atrapó a una bruja en Xaltocan, en las épocas en las que se aparecía el Diablo vestido de Charro, y los viejos contaban la historia del ahuehuete mágico o del sabino milenario.
El ex convento de San Bernardino de Siena maraca el nacimiento de una fe que se redimensiona cada año con la celebración del calendario de fiestas patronales. La Fiesta de la Cruz o la de Xaltocan se hermanan con la importancia de la tradición del Niñopa. Esta imagen, que aseguran es de madera de chocolín, fue realizada en los talleres de San Bernardino de Siena, y representa una tradición de más de 430 años en la que las familias de la región participan con fervor en el cuidado y protección al niño durante periodos, en el esquema de la mayordomía.
En Xochimilco sellevan a cabo ferias como la de la Nieve, donde pueden comer helados preparados de víbora de cascabel, aguacate o pétalos de rosa, o la Feria del Maíz y la Tortilla, de Santiago Tepelcatlalpan, o la más reciente Feria de la Alegría y el Olivo. El amaranto o “huautli”, asociado a los rituales prehispánicos, se vuelve ahora “alegría”, golosina altamente nutritiva. El olivo fue traído a América en 1531 y tomó carta de naturalización en las orillas del Lago de Xochimilco, dando origen a una zona de producción que se extendió por varios estados.
En el Cerro de Tepepan se encuentra el ex convento y templo de la Visitación, en un sitio pertenecía a los caciques de Xochimilco. Situado sobre un volcán, este santuario franciscano es un referente del pasado colonial, como lo es ahora del presente al Canal Olímpico de Cuemanco, construido como sede de la competencia en México 68. En la parte final del Periférico Sur se encuentran las instalaciones para remo y canotaje, y cerca el Parque Ecológico, zona reservada para los paseos familiares y la práctica de algunos deportes recreativos como el ciclismo o el patinaje.
En Santa Cruz se encuentran restos de las habitaciones para sacerdotes, observatorio, adoratorio, calzada y petroglifos de la zona arqueológica de Acalpixcan, sdonde se encuentra también el Museo Arqueológico, en un edificio de la época porfiriana que sirvió de sede a la planta de bombeo de alguno de los manantiales. La Capilla del Rosario, construida en 1768, con fachada de azulejos y elementos de hierro forjado, se ubica sobre las calles Madero y Morelos, y forma parte del enorme patrimonio cultural de la delegación.
En Xochimilco se encuentran los planteles de educación superior de la UNAM, la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y de la UAM, que aunque se halla fuera de los límites delegacionales le ha dado a este punto geográfico un sentido de modernidad y visión de futuro.
El Tren Ligero nos lleva a las zonas residenciales y nos acerca al Museo Dolores Olmedo, en la antigua Noria, donde encontramos las más importantes colecciones de obras de Diego Rivera, Frida Kahlo y Angelina Beloff, así como espléndidas piezas de arte popular, muebles y objetos. También se puede contemplar el paso reposado de los xoloitzcuintles y escuchar a los pavos reales en sus jardines.
La señora de Xochimilco parecerá deambular por la Isla de las Muñecas, esa pequeña porción de imaginación realizada por el señor Julián Santana Barrera, que pobló de “diosas de plástico” una isla de flores y vegetación. Los visitantes testificarán que asiste a la coronación de la Flor más Bella del Ejido. También recuerdan la fecha y la manera como dio inicio esta tradición y que encontró su máximo esplendor a las orillas de los canales, entre las flores de las trajineras y los golpes de remo de sus conductores, en medio de la fiesta y la belleza de las xochimilcas engalanada para dicha fiesta.
Xochimilco es una delegación con una identidad de siglos que aún nos alimenta el espíritu con sus raíces y que todavía nos permite mirar la punta de sus árboles ahuejotes para conservar la postal, el retrato de nuestra infancia, al lado de la trajinera con nombre de mujer que nos llevará a un paseo en el que un indígena con calzón de manta enamoró a María Candelaria.