En este lugar Francisco de Montejo, El Mozo, fundó la ciudad el 4 de octubre de 1540. Su aspecto enrejado, lleno de andadores y un quiosco en medio, le fue entregado en 1913. Actualmente en el quiosco se encuentra un café donde los campechanos se sientan a tomar el fresco. Posee árboles de algorrobo que fueron obsequiados por el gobierno cubano en los años cuarenta del siglo XX.
La Catedral se encuentra al norte, en la calle 55, con su fachada barroca concluida en 1758. Por las noches se iluminan sus dos torres mientras una lechuza se asoma por la ventana coral. En su interior posee un altar repujado en plata y el ajuar de la Inmaculada Concepción. En su patio lateral se encuentra el Museo de Arte Sacro, donde entre campanas de bronce y objetos de latón, se exhibe un catafalco del siglo XVII con el Santo Entierro.
Es recomendable recorrer la calle 55 para encontrar en la esquina con la 12 la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús. Una sencilla construcción del siglo XVI que en un principio fungió como capilla de negros. A ella acudían los habitantes del vecino Barrio de Santa Ana. Aquí se adoran dos santos de piel obscura, Martín de Porres y Benito de Palermo. Entre los tesoros que el templo vela están un retablo pintado de rojo y otro atezado y de columnas salomónicas.
Sobre la calle 10 y al este del parque se encuentran los Portales Revolución. En la época del Virreinato en su lugar estaba la cárcel, el cabildo y la alhóndiga. Y antes de alojar comercios como en la actualidad también fueron casas particulares y un hotel. En la acera de enfrente se estacionan los tranvías que ofrecen recorridos por la ciudad.
En la calle 57, al sur de la plaza, se encuentra el Centro Cultural Casa 6, una hermosa casona del siglo XVI que fue acondicionada para mostrar la vida de la clase alta durante la Colonia. Posee muebles antiguos y un patio interior con arcos isbelinos regalan fascinación alestado de ánimo. También aquí se encuentra una cafetería y una librería, y en la tienda de artesanías se venden jabones artesanales, shampoo de miel y de chocolate, mermeladas, abanicos y hasta guitarras.
En la esquina con la calle 8 se encuentra la casa donde vivió Justo Sierra, el escritor y político campechano que tanto hizo por la educación a nivel nacional. Muy cerca de ahí se encuentra desde 2002 la Biblioteca Campeche.