Un buen lugar para aprender y sorprenderse, e incluso para divertirse, son los museos y otros sitios históricos y culturales de Campeche.
Herederos de una rica tradición precolombina de la que aún conservan su lenguaje y algunas costumbres, los campechanos resguardan interesantes facetas de la importante civilización maya en el Fuerte de San Miguel. Inaugurada a finales del 2000, su exposición permanente da cuenta de los orígenes de aquel pueblo y de su desarrollo hasta la llegada de los europeos a tierras americanas.
Otros espacios de San Miguel recuerdan la habitación doméstica tradicional y la arquitectura monumental de lugares como Edzná, Becán o El Tigre, que nos hablan de la concentración del poder político y económico que permitió la existencia de un urbanismo distinto al de otras regiones del mundo.
El Baluarte de la Virgen de la Soledad, a un costado del parque principal, conserva otros interesantes ejemplos de la escultura maya prehispánica. En este recinto encontramos estelas de Edzná, Chunkán y El Palmar. también pueden admirarse dinteles de Kankí y de Dzibilnocac, así como columnas de Xcalumkín, Cansacbé y Santa Rosa Xtampac, con numerosas inscripciones jeroglíficas y la representación de importantes personajes mayas.
El Baluarte de San Carlos, a pocos metros al sur del Palacio de Gobierno, alberga al Museo de la Ciudad y está dedicado a reseñar la historia virreinal de Campeche: su fundación, su desarrollo, los ataques de los piratas, la construcción de una muralla alrededor del sector central y su importancia como puerto de entrada a la península durante la Colonia.
La Puerta de Tierra, a su vez, evoca los tiempos de las agresiones corsarias. Un espléndido cañón de bronce con escudo de armas e imágenes de delfines, anclas, cadenas, trabucos, pistolas y arcabuces crean el ambiente de las épocas pasadas. En torno de este espacio tiene lugar cada tercer día el espectáculo de luz y sonido en que se revive un ataque pirata a la ciudad amurallada.
El Baluarte de San José, sobre una colina, exhibe objetos de tiempos virreinales, entre los que deben mencionarse una maqueta del recinto amurallado, óleos de piratas famosos que saquearon varios asentamientos costeros y armas blancas y de fuego usadas entre los siglos XV y XVIII. Otros objetos de interés son las réplicas de embarcaciones que surcaron las aguas campechanas, así como botellas y otros recipientes y diversas llaves, cerraduras y espuelas.
Por otra parte, frente a la Catedral se muestra cómo era una casa tradicional campechana durante el siglo XIX. Varios de sus aposentos lucen pisosde mármol, cenefas en lo alto de las paredes y techos de vigas. El mobiliario es de líneas europeas logradas con recias maderas peninsulares; candelabros y cortinajes a la usanza parisina e inglesa, sillas, mecedoras, mesas para varios usos, espejos y cuadros bellamente enmarcados complementan esa especie de cápsula del tiempo.
En Ciudad del Carmen también hay gratas sorpresas. El inmueble del antiguo hospital Victoriano Nieves fue transformado en un museo que reseña los tiempos precolombinos, así como la historia de Ciudad del Carmen y su impresionante incorporación a la economía del México moderno. Resaltan aquí los excelentes ejemplos de cerámica maya, un barco integrado a la exposición permanente, la historia temprana de la Isla de Tris, la expulsión de piratas ingleses y la fundación del presidio del Carmen, además de la cuantiosa extracción de palo de tinte durante la primera mitad del siglo XIX.
Por último, el Museo Arqueológico de Hecelchakán, ubicado en la cabecera de este municipio, a sólo 60 km al norte de la capital, atesora un buen número de esculturas de sitios con arquitectura de estilo Puuc y una gran cantidad de figurillas de la costa campechana, en especial de la famosa Isla de Jaina.
Así pues, estamos seguros de que una visita a los museos campechanos les resultará una experiencia exclusiva e inolvidable.