Desde los valles hasta las quebradas de la Sierra Madre Occidental, la tierra duranguense se abre paso entre ríos, cascadas y manantiales.
Presas, cañones, zonas arqueológicas, centros ecoturísticos, diversidad de flora y fauna y encuentros culturales poco comunes se distribuyen a lo largo de más de 86 mil kilómetros donde sorprendentes rutas escénicas brindan momentos inolvidables y la posibilidad de tener experiencias extraordinarias.