Aquí no solo abunda el viento, sino también la creatividad: artistas e intelectuales contemporáneos de primer nivel han hecho suyo este pueblo, lo que le confiere una atmósfera misteriosa y bohemia.
Por siglos, esta localidad fue llamada Tenango de Tepopula, pero Porfirio Díaz le agregó del Aire debido a los vientos que recorren sus plazas y calles. Tenango representa un hallazgo de contemporaneidad con olor de antaño.
Tenango del Aire se trata de un poblado cuyo nombre proviene del náhuatl y su significado es lugar amurallado; si bien no existe a la redonda un muro, uno se percata de que los lugareños gozan de espacios públicos tranquilos y limpios. Lo que llama la atención del asentamiento es que ha sido habitado por artistas de talla internacional que, con frecuencia y en diferentes épocas, han llevado el nombre del poblado a charlas tanto de las altas esferas del arte mexicano como de los círculos de creadores del mundo entero.
Tenango del Aire ha sido sitio de encuentro de una comunidad importante de intelectuales, artistas y pensadores desde la década de los sesenta y setenta: personajes como Carlos Monsiváis y el reconocido pintor Nahúm B. Zenil se reunían en tertulias en la casa de madera (hoy, el destacado museo), hasta que convirtieron Tenango del Aire en un importante bastión cultural.
Llegando al Palacio Municipal José María Morelos y Pavón, un edificio de dos plantas, con arquería y arquitectura recién remodeladas, donde se ubica la dirección de turismo del municipio, Se puede preguntar sobre los principales atractivos, así como las recomendaciones básicas dentro del poblado.
Caminando a lo largo de la Plaza de la Constitución, un espacio limpio y arbolado donde la gente platica y pasa el tiempo. Esta plaza ha sido escenario de múltiples actos políticos memorables, como la victoria del Partido Socialista Unificado de México en 1984, lo que convirtió a Tenango del Aire en la tercera localidad del país con régimen socialista. De la plaza, vale la pena observar, entre el follaje de palmeras y árboles floreados, la cúpula y la estructura del Reloj de la Plaza, pintado casi en los mismos tonos del palacio municipal. Se trata de un mecanismo empotrado en una columna de cuatro caras que es resguardado por un techo que lo dota de mucha presencia. Justo del lado contrario de la plaza está un quiosco, también recién remodelado, que regala una agradable sombra a quién busca refugio y descanso.
Comenzando con el paseo cultural en el Museo Casa de Madera, que se encuentra en la cuchilla que parte en dos la avenida Revolución. El recinto se ubica con facilidad, ya que está identificado con un anuncio sobre una fachada de madera rústica. No podemos negarlo, si se tiene amor por las antigüedades, el arte y la historia, el museo es el lugar indicado para pasar horas enteras recorriendo sus más de quince salas de exposición. El lugar nos sorprende gratamente por la calidad y la cantidad de obras y objetos que ahí se resguardan.
Todo comenzó con una colección de obras de arte y cosas de Ricardo Flores Ávila y Luis Pastor Gómez Mendoza, los creadores de este mágico espacio. Con el pasar de los años, el recinto se ha convertido en uno de los más importantes de arte utilitario del país, como el Soumaya y el Franz Mayer; por fortuna, ha ganado prestigio como punto de encuentro de artistas destacados desde la segunda mitad del siglo sin perder su esencia de un gran hogar.
Comenzando el recorrido en la planta baja, donde se aprecia una antigua barra de cantina como aquellas que se muestran en las películas costumbristas del Cine de Oro mexicano, detrás hay colecciones de cascos de refrescos, proyectores, juguetes, títeres y una extensa variedad de piezas. Dicho espacio funciona los fines de semana como bar, restaurante y sala de usos múltiples donde se llevan acabo lecturas, tertulias y conciertos de guitarra.
En la segunda planta del mismo edificio se muestran objetos cuya museografía se divide en las etapas históricas de México. Se comienza con imágenes de deidades y objetos prehispánicos; se termina en una esquina donde se exhiben ropajes, armas y periódicos de la etapa revolucionaria, no sin antes pasar por los años de la Colonia y la Independencia. En la tercera planta se repite la distribución, pero en esta ocasión se representan habitaciones de una casa: desde la recámara de estilo art decó hasta comedores, salas y salones donde pueden apreciarse cámaras fotográficas y una impresionante colección de relojes antiguos, joyería y objetos decorativos chinos producidos siglos atrás.
El lugar es tan original como sus creadores, quienes han hecho de su colección y de su casa un hogar-objeto abierto al público. Vale la pena visitarlo una y otra vez, ya que con seguridad encontrará algo nuevo en algún rincón; la colección cuenta ya con miles de objetos, y crece diariamente a lo alto y ancho del terreno que ocupa (casi una cuadra). Por ninguna razón debe perderse el hecho de que el pensamiento viaje a cualquier lugar del mundo en diferentes épocas históricas. En pocas palabras, se trata de una máquina del tiempo.
En este lugar se puede desayunar entre paredes de madera y rodeados por plantas, juguetes de latón y máscaras. El museo ofrece el servicio de desayuno, y el pan como la comida son deliciosos.
El tiempo se fue volando. Los guías del museo recomiendan visitar el Espacio Cultural Muralla, denominado como el lugar del vidrio. La muralla es un taller, un espacio donde se reúnen tres artistas que trabajan, hasta sus últimas consecuencias, el moldeado de dicho materialcon martillo y cincel. Logran piezas depuradas con acabados finos gracias a su manejo de técnicas especializadas.
Entre los principales integrantes de esta suerte de colectivo están Héctor M. Flores y Miguel Ángel Flores. Héctor ha seguido la escuela checa de escultura y diseño en vidrio. Su obra se ha expuesto en México, Estados Unidos y Turquía. Por su parte, Miguel Ángel fundó la Muralla a su regreso de los Estados Unidos. Su obra monumental se exhibe en espacios religiosos, públicos y privados. El objetivo de este espacio es difundir los resultados de las creaciones mexicanas.
El espacio cultural se compone de una galería, donde exponen su obra y, a su vez, se realizan conciertos y presentaciones de libros (planta baja); una video-biblioteca especializada (primer piso) donde se pueden hojear publicaciones en varios idiomas sobre biemales, técnicas y artistas de esta disciplina; el taller (tercer piso), se revelan algunos bocetos, herramientas y procesos de elaboración de una pieza.
En las calles de Tenango del Aire el contraste entre el Museo Casa de Madera y la Muralla es tan evidente que resultan complementarios, y eso enriquece cualquier viaje. En pocos lugares se pueden encontrar corrientes y expresiones del arte tan intensas sin ocurrir en una gran ciudad. Caminando por la avenida Revolución hacia el centro del pueblo. Casi al llegar a la plaza, sobre la acera que flanquea a la parroquia, se encuentran Los portales, de donde emana un delicioso aroma a carne asada, hierbas y frutas.
Son una arquería con dos espacios muy bien definidos en el interior, ambos divididos tan solo por unas columnas construidas el siglo pasado. Este espacio es el mercado de Tenango del Aire, un corredor donde puede abastecerse de lo básico para el hogar y es una buena parada si se le antoja una fruta o algo rápido y fresco para comer. No dejarse llevar por las pruebas que ofrecen los vendedores es un reto. Los portales se encuentran en la misma acera que la parroquia, justo frente a la plaza cívica.
Adentrandose a la Parroquia de San Juan Bautista, uno de los platos fuertes del paseo por Tenango del Aire. Antes de entrar se pueden tomar algunas fotos de los arcos que reciben a fieles y visitantes en el atrio, que se integra al ambiente abierto de la localidad. Comenzando a caminar por el largo pasillo de la iglesia se observa que se abre otro amplio andador paralelo y arbolado que da una sombra más fresca. La construcción de la parroquia se ordenó en 1532, pero se levantó en 1671. La fachada pertenece al siglo XVIII y desde los pasillos que se recorren se refleja la luz del sol sobre la portada: parece que estuviese recién edificada. Al entrar, se puede apreciar la sencillez de su única planta y lo alto de sus bóvedas. Vale la pena resaltar la pila bautismal que ostenta relieves del arcángel San Miguel y una inscripción del año 1710. Es inevitable acercarse y verla a detalle; además, desde el espejo de agua que forma se puede descubrir el reflejo de una parte considerable de la bóveda y los retablos (abierto todos los días de 8:30 a 18:00 horas).
Al cruzar el atrio de regreso hacia la plaza, del costado izquierdo, se encuentra una nueva arquería, elegante y decorada con colores vivos y detalles florales y zoomorfos policromados en algunas de sus esquinas. Aquella fachada pertenece al primer y originario restaurante Panes y Pasteles de Tenango. La historia cuenta que alrededor de 1913 el mismo establecimiento correspondía a la tienda grande del pueblo, la tienda de raya de aquellas épocas. La Revolución provocó, entre otras cosas, que sus dueños modificaran el uso del negocio. A partir del fusilamiento de Ignacio González Aragón, propietario originario del establecimiento, doña Juanita Zarza tomó las riendas del local y con recetas originales le dio vida al más famoso restaurante y cafetería en la región. La decoración a base de fotografías de época y algunos detalles mexicanos se ilumina con la luz que emite el refrigerador, que a su vez es el mostrador desde donde los pasteles se muestran tentadores.
Volviendo a los arcos llama la atención el Cine Edén, que se encuentra en el mismo eje que los portales. Su fachada color amarillo con detalles florales es difícil de evitar, más aún por su reciente remodelación. Basta caminar media cuadra y atravesar la calle para llegar hasta sus puertas. El cine abrió en 1935, cuando era propiedad del señor Molina. Ha cerrado durante largos periodos, pero hoy es un importante recinto cultural y restaurante. Los lugareños recuerdan haber pasado agradables momentos mientras veían películas clásicas, pero no solo eso ocurría en esta sala cinematográfica, pues aquí también se llevaban acabo eventos cívicos, como la entrega de reconocimientos escolares de la localidad y la recepción de gobernadores y altos funcionarios del Estado de México.
A pies o en bicitaxi
La mejor manera de apreciar este pueblo es caminandolo. Se disfruta mucho un paseo por sus calles apacibles. Sin embargo, cuando los pies ya no resisten, puede auxiliarse de los bicitaxis para transitarlo y verlo de un modo distinto.
Punto de partida
Para llegar al centro del pueblo, se toma la avenida 18 de Marzo hasta topar con pared. Dar vuelta a la derecha. Dos cuadras más adelante, recibe al visitante la Plaza Cívica de Tenango del Aire, coordenada medular de la zona de lagos y volcanes del Anáhuac y nuestro punto de partida a los distintos atractivos dentro del poblado. Es recomendable realizar este paseo durante el día y acompañado.
Hospedaje poco convencional
Si se siente cómodo, pregunte por la estancia en alguno de los cuartos del Museo Casa de Madera. Imagine la experiencia de dormir en una cama victoriana, rodeado por obras de arte y objetos de antaño. Museo Casa de Madera. Av. Revolución 2, Bo. San Mateo Tepopula. De martes a domingo de 9 a 17 horas. Donativo $30 pesos, incluye guía. Teléfono: 01 (597) 982 5174.
Espacio Cultural Muralla
El espacio abrió sus puertas en 2005. Sus creadores son también los anfitriones, por lo que las pláticas pueden ser tan sorprendentes como las piezas que se exhiben. La vista a este lugar es muy recomendable. Revolcuión Oriente 3, Bo. San MAteo Tepopula. De lunes a viernes de 10 a 14:30 y de 17 a 19:00 horas. Teléfono: 01 (597) 982 5599.
La Casa del Poeta Tecomate Cuatolco
Tanto Naúm Zenil como Gerardo Vilchis han expuesto su obra en México y el extranjero. Su hospitalidad y sencillez demuestran la calidez de este pueblo y el poder reconciliador del arte. Es necesario reservar con anticipación una cita. Niños Héroes 4, Bo. de San Miguel Teléfono: 01 (597) 982 5030.
Principales fiestas
24 de junio: San Juan Bautista.
Primer domingo de Pascua: Señor de la Misericordia.
Cómo Llegar:
Automóvil:
* Desde el centro de la Ciudad de México por la autopista México-Puebla (150 D) y Cuautla (federal 115) son cuarenta y dos kilómetros.
* Desde Toluca a través del Distrito Federal y las mismas dos vías anteriores son en total ciento trece kilómetros.
* De Amecameca, tomar la calle 5 de Febrero y doblar a la izquierda en la bifurcación. La avenida Cuauhtémoc conduce hasta la carretera federal (115, debajo del puente). Continuar entre cinco y diez minutos hasta ayapango. Cruzar las vías, seguir la curva e integrarse al Camino Real. Atravesar una planta eléctrica y seguir diez minutos más.
Autobús:
* Central de Autobuses de Oriente (TAPO): aborde uno de la línea Los Volcanes con dirección a Chalco; en el centro, salen los autobuses hacia Tenango-Juchitepec, los cuales tienen una parada en el centro de Tenango del Aire.