Frente a la agradable Plaza de Armas, rodeada de recias construcciones de cantera, sobresale esta iglesia de sendas torres simétricas que terminó de erigirse en 1730, siendo de las primeras construcciones barrocas de la ciudad.
En su interior hay que admirar las soberbias pinturas y esculturas de los siglos XVIII y XIX, además de estatuas de mármol de Carrara y tumbas de obispos potosinos.