Es una hermosa cascada ubicada en el Río Grande de Catemaco, cuyo torrente forma una cortina de 40m de ancho y 50m de altura.
Desde que uno se acerca el estruendo anuncia el portento acuoso que estalla contra las rocas. El ambiente está inundado por la brisa cargada de agua que lo abarca todo. Dos perspectivas son posibles para admirar este fenómeno natural: desde el mirador que está en la parte alta de la cascada y desde donde se tiene una espectacular vista de la cascada, del río y la sierra, el otro panorama es al pie de la caída de agua, lo que obliga a bajar 244 escalones. Una vez que se llega al pie de la cascada el impacto es abrumador, una verdadera comunión con la naturaleza, con toda la fuerza y violencia que un fenómeno de estas características puede regalar.
El entorno se adorna con una exuberante vegetación.