Es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura religiosa de la ciudad.
En la segunda mitad del siglo XVIII se reunieron un grupo de sacerdotes vecinos de la villa de Orizaba para erigir el Oratorio de San Felipe Neri.
La congregación fue aprobada y se le asignó el título de “Concordia de Capellanes del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe”, razón por la cual muestra en su portada un relieve en argamasa de Nuestra Señora de Guadalupe, realizado con influencia popular, rodeado de una singular decoración de ingenuo estilo churrigueresco.
En su interior hay dos retablos pintados al aceite.
Destacan tres patios, el principal de bellas proporciones, que hoy alberga a un museo.
Ubicación: Calles Oriente 4 y Sur 23, Orizaba.