En nuestros días, la cultura maya es considerada una de las más notables del planeta por sus logros técnicos y científicos en diversos campos del conocimiento.
Los descendientes de aquellos hombres crearon su propio proyecto cultural en la región de los altos Cuchumatanes, en el área ocupada hoy por los grupos mames. Un gran total de 4,754,080 constituye el presente promisorio del tronco mayano.
Para poder describir el mundo maya en su paisaje geográfico y el ambiente social en que se desenvuelven sus habitantes dividiremos el área en tres regiones: la del norte, que abarca la totalidad de la península yucateca y al norte de Belice; la central, que incluye el estado de Tabasco, la mitad de Chiapas, la porción norte de Guatemala, casi todo Belice y el occidente de Honduras; y finalmente, la que hará referencia al sur de Chiapas y Guatemala, casi todo El Salvador y parte de Honduras.
El norte beliceño participa de muchas de las pautas culturales de la península, ya que desde la Guerra de Castas o Rebelión Indígena en 1847, Belice recibió a muchos refugiados de origen maya quienes se establecieron en las cercanías del Río Hondo o Noh Ucum.
Kax Uinic y otros poblados fueron y han sido habitados por mayas yucatecos quienes hasta hoy siguen hablando su lengua y conservando sus pautas culturales a pesar de vivir y convivir con aldeanos beliceños de origen africano o hindú, vestigios de los grupos de emigrantes llevados como esclavos de los ingleses. La economía indígena en toda la región norte se basa en la agricultura, citricultura, ganadería y cría de abejas y aves de corral.
Su capital, Bel-Mopán, posee las famosas Montañas Mayas.
En Yucatán el uso de la lengua maya y del traje indígena es aceptado por todos los sectores sociales. Como dijo el famoso poeta yucateco Antonio Mediz Bolio “el yucateco es un pueblo que habla en español y piensa en maya”. Mérida es la ciudad más importante de todo el sureste mexicano, constituye el centro sociocultural desde donde irradia la vida política y social producto de la cultura occidental y es donde convergen los principales caminos y rutas de intercambio.
En Campeche y Quintana Roo, esta lengua no es tan aceptada y únicamente se oye en localidades indígenas ya sea en el área central de Quintana Roo o en la zona norte de Campeche, alrededor de la ciudad de Calkiní o en los poblados orientales conocidos como región de los ch´enes.
Las casas nativas de toda la península son por lo general de planta absidal, de bajareque y de techos de palma y zacate.
Los pueblos se pintan de blanco en ocasiones especiales, como las celebraciones del santo patrón, donde los gremios rivalizan ofrendando nuevos estandartes cada año. Las fiestas se celebran con bailes tradicionales y corridas de toros al estilo maya; las mujeres lucen sus mejores galas; elegantes ternos “de mestiza” son portados por ellas y blanco es el atavío masculino, tanto de mayas como de mestizos.
También los mayas de la zona central, en especial los de Tabasco, basan su economía en la agricultura y la pesca; además fabrican artesanías a base de palma, jícaras y barro. Complementan sus ingresos con la cría de ganado, el cultivo de cítricos y las aves de corral.
Algunos habitantes de la región reciben ingresos por su participación en actividades relacionadas con la extracción del petróleo.
Tanto en la estructuración familiar como en su dieta y en sus diversiones, se parecen mucho a los mayas de Yucatán. Pero en lo que se refiere a la religión católica, son menos afectos a ella que los yucatecos. Los que la conservan, la matizan con resabios de creencias prehispánicas, manteniendo así “las costumbres”.
En Chiapas habitan diversas etnias del tronco maya, desde los elusivos lacandones, pasando por los choles hasta los muy numerosos tzeltales y tzotziles.
Kanjobales, mames, motozintlecos y tuzantecos son grupos afines que viven cerca de la frontera con Guatemala y que comparten el destino común de todos los nativos mayances en cuanto a sus creencias religiosas y su modo de vestir.
Guatemala es un país de increíbles contrastes, tanto en el entorno natural como en su vida social y cultural. De las numerosas lenguas vivas del territorio guatemalteco, cerca de 20 en total, aproximadamente la mitad de ellas pertenecen a la familia mayance. Las principales son: quiché, kekché, ixil, mam, chol, pocomam, pocomché y chanté.
Hacia el sur del Petén están las Verapaces, cuya capital regional es Cobán donde se habla kekché. En esta zona se conservan tradiciones; su economía es semejante a la de otros pueblos indígenas: comercio de productos del campo e industrias artesanales como tejidos, objetos de cerámica y jícaras labradas.
Durante la festividad anual se sigue representando y bailando el ballet-drama precolombino El varón de Rabinal.
En la región oriental guatemalteca el ganado es abundante, así como la explotación de maderas en la Sierra de las Minas.
Maíz, frijol, caña de azúcar, tabaco, arroz y café que se cultivan en las mejores tierras, hacia la costa del Pacífico, y los frutales que crecen en las vegas, forman la economía de la región.
Desde la frontera de México a la de El Salvador, en la vertiente de la cordillera del Océano Pacífico se encuentra la zona agrícola, caña de azúcar y cereales; se explota la madera y se cría excelente ganado.
En el centro de Guatemala se alzan tres volcanes: el Volcán de Agua, el de Fuego y el de Acatenango. El lago de Atitlán es donde se venera a Miximón. En la región límite, en la frontera de México y Guatemala, destaca el volcán del Tacaná.
El altiplano occidental destaca por sus grandes llanuras y su cuantiosa población indígena que conserva con gran orgullo sus costumbres y trajes ancestrales. Viven ahí mames, ixiles, quichés, cakchiqueles y tuzutujiles.
Uno de los grupos mayas más conservadores, los chontiles, se encuentra establecido principalmente en la región oriental de Guatemala y occidental de Honduras en el municipio de Copán, donde continúa vigente el culto a los cargadores del año o al dios acuático de Atitlán, Maximón, o la veneración de las deidades tutelares en Chichicastenango, Antigua, Esquipulas, etc.