De los destilados elaborados, el más popular sin duda alguna es el mezcal con gusano, a veces llamado “gusanito”.
La costumbre de agregarle un gusano de maguey inició con la llegada constante de turistas extranjeros a Oaxaca hacia la mitad del siglo XX.
El gusano llamaba la atención y duplicaba el reto: no solo se trataba de tomar una bebida fuerte, sino además con todo y un gusano.
Más allá de la estrategia de mercado, el gusano u otro ingrediente cualquiera sustituye el sabor original del mezcal, sea joven o reposado.
El gusano ya se ha vuelto emblemático en la bebida, y dicen que en China el mezcal con gusano a veces se vende bien porque se le considera una bebida afrodisíaca.
Al mezcal se le han añadido muchas otras cosas. Hasta hace unos años, en el bar la Cucaracha de Oaxaca ofrecía mezcal de hormiga chicatana y mezcal de cucaracha. Otro muy frecuente es el mezcal de alacrán, que untado o bebido sirve como anestésico. Dicen que para que funcione correctamente deben echar al alacrán vivo en el frasco o garrafón de mezcal.
El de víbora de cascabel también lo compra mucha gente por sus supuestas propiedades contra el cáncer. Para que la víbora le dé sabor al mezcal, la echan entera en un garrafón de galón o mayor, y de ahí van sirviendo la bebida.