La Casa de las Rosas y la Casa del Aguacate se ubican en el centro histórico de Durango, fieles testigos de la prosperidad de la ciudad durante el auge minero.
La Casa de las Rosas fue construida a finales del siglo XVIII por el minero español Silvestre Arana. En su fachada se pueden apreciar reminiscencias al arte griego, motivos marinos como almejas y conchas, así como las guirnaldas de rosas que adornan sus ventanas. En su interior se encuentra El Zocabón, un restaurante tradicional de comida duranguense, cuando lo visites no dejes de probar las enchiladas rojas o si prefieres algo más tradicional prueba el caldillo durangueño.
Frente a la Casa de las Rosas se encuentra el Palacio de las Lágrimas, construido en 1894. Existen dos versiones sobre el origen de su nombre; la primera afirma que fue bautizado así por las lágrimas derramadas por los trabajadores que lo construyeron, mientras que otros aseguran que se debe a la tristeza que sintieron sus antiguas propietarias al venderlo.
La Casa del Aguacate lleva este nombre debido a un frondoso árbol de su huerto. Durante el siglo XX este fue uno de los pocos recintos museísticos de la ciudad, y en la actualidad está destinado a difundir la geología, arqueología e historia del estado. Entre las piezas más sobresalientes se encuentra un colmillo de mamut, así como una cota de malla española del siglo XVI. El museo también exhibe animales disecados en la sala Medio Físico, como gavilanes, ardillas, garzas y águilas reales.