Este es uno de los sitios más importantes del país por su especial ubicación y su historia cultural que es prácticamente única.
Se sabe que en el lugar existió una aldea hacia el año 100 a.C. que evolucionó gradualmente hasta convertirse en una ciudad que gobernó una extensa área de la cuenca del río Usumacinta, con un periodo de esplendor que ocurrió entre los años 600 y 900 d.C. Hoy día, el sitio ofrece al visitante una excelente muestra de la lograda arquitectura y escultura maya, que se manifiesta en edificios tales como el famoso Templo de las Inscripciones, que fuera la última morada del poderoso rey Pakal; el magnífico Palacio con su torre y estucos; el Grupo del Norte, el Templo del Conde y el grupo de los templos de la Cruz, de la Cruz Foliada, el Templo XIV y el Templo del Sol, que aún guardan algunos secretos para los investigadores.
En el año de 1949 el arqueólogo Alberto Ruiz Lhuillier encontró casi por casualidad el acceso a un túnel que se iniciaba en el piso del templo interior sobre la estructura conocida como el Templo de las Inscripciones. Luego de una larga temporada de excavación llegó a la entrada de lo que sería el más grande descubrimiento de la arqueología mexicana: la tumba del rey Pakal, poderoso señor de Palenque, enterrado ahí en el año 683 d.C., dentro de un sarcófago de piedra hecho de una sola pieza, con un peso aproximado de 13 toneladas y acompañado de una espléndida ofrenda de objetos suntuarios y una preciosa máscara de 200 fragmentos de jade, obsidiana y concha.
Visita: lunes a domingo de 9:00 a 18:00 horas.
189 km al noreste de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, por la carretera número 190 y entronque con la número 199