Espinazo del Diablo fue el nombre que le dieron al mirador que se ubica en el kilómetro 168 de la carretera federal 40, entre dos desfiladeros, cuyas vistas resultan impresionantes, sobre todo de mañana antes de que la neblina cubra las mesetas de la Sierra.
Ahí donde la Sierra Madre Occidental se agrieta, habitan las guacamayas, se dan diversos frutos en huertas y caen espléndidas cascadas. Se trata de la Quebrada de Piaxtla, a nueve horas de la ciudad de Durango por caminos complicados y de difícil acceso, por lo que es recomendable contratar guías especializados. Todo lo hecho vale la pena cuando se practica cañonismo, rapel, trekking y ciclismo. Cerca podrá visitar los pueblos mineros de Tayoltitla, Guarisamey y San Dimas.
Habrá de recorrer 70 kilómetros desde Navíos para llegar al Salto del Agua Llovida cuya corriente cae en el sentido opuesto del viento, lo que provoca una especie de lluvia que todo moja, incluyendo los jabalíes, los venados, las guacamayas verdes, el pájaro Bandera. Podrá hospedarse en las cabañas Molinillos o en el hotel San Isidro.
Por su parte, la Quebrada de Basís, a 100 kilómetros del entronque con la carretera Coyotes-San Miguel de las Cruces, está hecha de grandes cañadas color ocre, que están dispuestas a sorprender a quien por aquí ande.
Cerca del pueblo San José de Ánimas, una caída de 80 metros forma el Chorro del Caliche, cuyas aguas dibujan cuatro tinajas azul turquesa custodiadas por pilares de tierra colorada hechos de tufo volcánico acumulado a lo largo de millones de siglos.
Finalmente, la Quebrada de Ventanas lo espera cerca del kiilómetro 150 de la carretera federal 40, siempre y cuando llegue en cuatrimoto o en vehículo 4×4 y esté dispuesto a descender 2,200 metros para encontrarse con el Río Presidios.
DESTINADO A:
Los exploradores y aventureros.
QUÉ HACER:
Rapel, cañonismo, trekking, bici de montaña, cuatrimoto, 4×4 y acampar.