Antes de la batalla de Zacatecas, los revolucionarios ya habían tomado esta ciudad un par de veces.
El Domingo de Ramos de 1911 la ocupó durante unas horas el legendario maderista Luis Moya.
También la había tomado en junio de 1913 el nuevo caudillo de las partidas revolucionarias del estado de Zacatecas, Pánfilo Natera.
En esa ocasión Natera retuvo Zacatecas por una semana y el incidente provocó regaños y reacomodos en el gabinete de Victoriano Huerta.
El poderío de la División del Norte aumentó a principios de 1914, cuando se le unió Felipe Ángeles, el exgeneral federal que entre otras cosas era un artillero excepcional.
En mayo de 1914 la División del Norte y sus aliados habían conquistado un enorme territorio que va del norte del estado de Zacatecas a Ciudad Juárez, y de la Sierra Madre Occidental a Saltillo.
Zacatecas, por su accidentada orografía, ofrecía el escenario ideal para detener al enemigo.
El nuevo comandante de la plaza, el general Luis Medina Barrón, oriundo de Jerez, ordenó cavar trincheras, hacer nidos de ametralladoras y levantar un moderno dispositivo defensivo a la espera del enemigo.
Entre los revolucionarios surgió un problema, pero que la perspectiva cercana de la Toma de Zacatecas detonó.
El primer jefe de la Revolución, Venustiano Carranza, preocupado porque el enorme prestigio de Villa eclipsara su liderazgo, se empeñó en hacerlo a un lado antes de la batalla.
Si la División del Norte era la primera en llegar a la Ciudad de México, a los ojos de la opinión pública tanto nacional como internacional Villa se convertiría en el dirigente nacional de México.
Para evitarlo, Carranza estaba dispuesto a todo, entonces el primer jefe ordenó a Pánfilo Natera que tomara Zacatecas, pero con unos pocos miles de hombres y sin artillería, la División del Centro no pudo franquear con éxito las fortificaciones federales.
Tras los intentos fallidos de Natera a mediados de junio de 1914, Carranza ordenó a Villa que le enviara cinco mil hombres de refuerzo, lo que significaba desmembrar a la División del Norte.
Debido a esto Villa presentó su renuncia a la jefatura de esta formación, y al aceptar Carranza esta renuncia, todos los generales de la División del Norte, más otros que no estaban afiliados a ella, cerraron filas en torno a Villa.
Le pidieron que reconsiderara su renuncia, cosa que él hizo, y en seguida le avisaron a Carranza que todos ellos, bajo las órdenes de Villa, marcharían al sur a la Toma de Zacatecas.
La División del Norte dirigía su vista a Zacatecas no solo con la esperanza de derrotar al ejército de Huerta sino de ganar la carrera hacia la Ciudad de México.