Muchos de los peregrinos que llegan a Zacatecas vienen con el objetivo principal de acudir al Santuario de Plateros para conocer o pedir algún favor al Niño de Atocha.
Este santuario existe desde hace cuatro siglos, pero en sus inicios la fe se encontraba puesta en el Cristo de Plateros, el cual aún se conserva en su interior, pero los milagros atribuidos a la Virgen de Atocha y al pequeño niño que portaba fueron desplazando poco a poco el culto.
En algún momento de la historia el niño fue retirado de los brazos de la Virgen para ser venerado de forma independiente.
El arribo de la Virgen con el niño al santuario es un misterio, la versión más difundida cuenta que fue traída desde España por el Marqués de Aguayo en el siglo XVI, pero hay quienes afirman que fue el Conde de San Mateo de Valparaíso.
El Niño de Atocha de Plateros tiene adjudicado varios milagros desde 1829.
Al templo se puede acudir cualquier día del año. Los devotos suelen dejar prendas como cartas, fotografías, mechones de cabello y ramos de flores. El máximo fervor se expresa el 25 de diciembre, día del Santo Niño de Atocha, ese día cada espacio del atrio es ocupado por danzantes, peregrinaciones, mariachis y bandas de música que acuden para celebrar al tan adorado Niño de Atocha.