Yagul, que significa “Palo o Árbol Viejo”, fue una ciudad prehispánica cuyos vestigios muestran la relevancia que tuvo en su época.
Sobre la carretera 190 se encuentra la desviación a Yagul, sitio en donde se encuentran las ruinas de lo que fue una gran urbe prehispánica que en esplendor y grandeza rivalizó con Mitla y Monte Albán.
La ciudad se asentó en una zona que llevaba milenios de ocupación. Las grandes construcciones iniciaron algunos siglos antes de nuestra era, hasta alcanzar su esplendor hacia el periodo postclásico.
Entre las estructuras sobrevivientes en la actualidad se encuentra su Juego de Pelota, el mayor del estado de Oaxaca y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, de toda Mesoamérica. Sus muros y espacios se conservan bien delimitados y, como en otras áreas del México antiguo, no cuenta con anillos.
Más al norte se encuentra el Palacio de los Seis Patios. Alrededor de los patios que le dan el nombre hay docenas de pequeños recintos a modo de habitaciones, lo que ha llevado a pensar que este edificio sirvió de residencia a los gobernantes y a las clases altas de Yagul. Entre el palacio y las estructuras corre una calle en la que subsisten relieves en forma de grecas semejantes a los de Mitla.
Al norte del Palacio de los Seis Patios se levanta un promontorio sobre el que está la llamada Acrópolis, una serie de construcciones que fueron quizá fortaleza y que funcionan como espléndido mirador del Valle de Tlacolula hacia todos los puntos cardinales excepto el noroeste. Yagul constituye una de las zonas arqueológicas más notables del estado. Es recomendable llegar mínimo una hora y media antes del cierre para poder recorrerla.
Entre los poblados de Tlacolula y Mitla se encuentra una demarcación que abarca un área de cerros de centenares de grutas, incluye la zona arqueológica de Yagul y las Cuevas Prehistóricas de Yagul y Mitla. A esta demarcación llamada Monumento Natural Yagul, la UNESCO la designó Patrimonio Mundial en el año 2010.
De las cuevas, destaca la de Guilá Naquitz, donde se han hallado las evidencias más antiguas de la domesticación de las plantas en América. Semillas de calabaza y mazorcas de maíz muestran que hace diez mil años aquí se inició la revolución tecnológica que transformó a los nómadas americanos en agricultores sedentarios.