Esta réplica de un poblado maya en Xcaret es, sin duda, una visita obligada.
Las antiguas ciudades mayas se construían partiendo del centro, en donde se edificaban los palacios y los templos. En los alrededores se encontraban las casas de madera y cordel que pertenecían a la gente común.
Se encontraban hechas de forma oval, con lo que se mantenían frescas durante todo el año. Los techos se hacían con hojas de palma cortadas en noche de luna llena, pues de esa manera la savia llegaba hasta la punta de las hojas, lo que las hacía impermeables por un período de 20 a 25 años.
Los mayas solían tener pequeñas huertas junto a las casas, en las cuales sembraban especias y legumbres de uso cotidiano, y así vigilaban que los herbívoros no se las comieran.
Con la llegada de los españoles el pueblo adquirió nuevos elementos, como un recinto cristiano de culto religioso y el cementerio, que no existía como tal entre los mayas.
En la cima de un pequeño monte se encuentra la Capilla de San Francisco de Asís, dedicada a él en conmemoración de la evangelización y porque es el patrono de todos los animales que, abundan en Xcaret.
También se pasa por la escuela del pueblo, la cual funciona como tal porque todos los días hay visitas de estudiantes de la región que acuden a tomar cursos de educación ambiental.
Además encontrarás las minas de sacab y muchos talleres, en los que verdaderos artesanos te mostrarán sus habilidades y podrás comprar sus productos.