Ozumba y los pueblos cercanos como Chimal y Atlautla son el corazón barroco de la Ruta de Sor Juana y no solo por su fantástico arte sacro, sino también por su mercado, sus caminos arbolados y su gente.
Los martes se viste de flores, animales, frutas y verduras. En cualquier otro día de la semana, en el Ex Convento de Vicente Ferrer, se muestra la pila bautismal donde la Décima Musa fue bautizada, también encontramos casas históricas, pinturas rupestres y hermosos parajes.
Los martes en Ozumba se pone un mercado que es uno de los más vivaces del Valle de México. Los puestos invaden el poblado y hacen surgir su álter ego con muchos olores agradables, ruidos y gritos, colores y formas para hipnotizar a cualquiera. Hay calles enteras que toman otros motes: una se vuelve la de las cazuelas; otra, la de la ropa. Uno encuentra desde refacciones para bicicleta hasta hierbas medicinales. Es difícil asegurar si se trata del tianguis más extenso de la región, pero en definitiva es uno de los más intensos y dignos de visitarse, porque aquí ocurren cosas que no se descubren en mercados urbanos, como el trueque y los animales vivos. No sólo están los marchantes con sus huacales llenos de legumbres o sus bolsas cargadas de chiles secos, sino también llevando costales de frijoles o cargando chivos y gallos.
En el centro de Ozumba los puestos respetan la explanada de la Plaza Estado de México, que ahora luce un par de hermosas palmeras, un quiosco nuevo, un escenario amplio para eventos cubierto de una elegante velaria (techo cuyas formas evocan a las velas de las embarcaciones) y en el centro un asta bandera. Debajo del escenario hay un largo corredor gastronómico de calle a calle donde uno encuentra desde mariscos y hot dogs hasta tradicionales quesadillas y tlacoyos. En la Cafetería La Parroquia aparte de café, té, chocolate y bebidas frías ofrecen algunos platillos. Pero lo mejor del lugar es su agradable vista de la plaza, de la parroquia y, en un día claro, del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl.
Uno de los puntos estelares de la Ruta de Sor Juana es la Parroquia de la Purísima Concepción. El historiador Francisco de la Maza, en su libro La Ruta de Sor Juana, señala que este templo se erigió en 1697, es decir, dos años después de la muerte de la poetisa. Sin embargo, el convento franciscano al que pertenecí probablemente fue fundado a finales del siglo XVI. Muchos de sus detalles son barrocos y resultan espectaculares. En el ábside hay un grandioso retablo dorado de orden salomónico (con columnas de fuste helicoidal) realizado por el escultor Francisco Peña Flor en 1738. De tres cuerpos y cinco calles, remata con la figura de Dios Padre rodeado de ángeles. Varios retablos barrocos se distribuyen por otros muros del templo. En el crucero, arriba a la derecha, hay una tribuna; esto es, una suerte de balcón que permitía a los frailes asistir a misa sin dejar el claustro. Sus delicadas celosías están completas. Según don Francisco de la Maza esta tribuna es “la mejor de México”. En el exterior, el templo luce también una elaborada portada que en su parte central superior ostenta la figura de Dios Padre.
De tiempos de Sor Juana o antes solo queda la otrora portería del convento que ahora comunica al atrio con la casa parroquial. Ahí se encuentran algunos murales que en sus orígenes (hace unos 400 años) se pintaron al fresco y fueron renovados al óleo en 1848. Esos murales, aunque intervenidos y un poco borrosos, poseen un enorme valor histórico. Presentan escenas de los inicios de la evangelización en la Nueva España; de izquierda a derecha: los tres primeros franciscanos (Fray Pedro de Gante, Fray Juan de Ayora y Fray Juan de Tecto); la llegada de los doce franciscanos al mando de fray Martín de Valencia y la reverencia que les hicieron los conquistadores; al martirio de los niños tlaxcaltecas y el castigo de Hernán Cortés por haber llegado tarde a misa. El segundo mural, que se refiere al hecho histórico de la llegada de los doce franciscanos, incluye también a Cuauhtémoc; tal vez se trata del retrato más antiguo que se conozca del rey azteca.
Otra joya artística de Ozumba es la Capilla de San Francisco, en el barrio del mismo nombre. Además de un hermoso retablo churrigueresco, esta capilla virreinal conserva varios de sus antiguos lienzos, que parecen recientemente restaurados porque lucen de maravilla. Es necesario tomar en cuenta que los martes, por ser día de tianguis, la capilla permanece cerrada.
Atravesando Ozumba se llega al poblado vecino de San Vicente Chimalhuacán-Chalco (sin relación con los municipios de Chimalhuacán o Chalco). La gente de la región prefiere llamar a este pueblo simplemente Chimal. De centro a centro no es más de kilómetro y medio, aunque en martes es preciso rodear el tianguis.
El camino cuenta con un antiguo monumento que recuerda el arreglo de esa vía a fines del siglo XVIII: “Siendo rey de las Españas Carlos IV”. Por lo visto, el gusto de los gobiernos por alabar las obras públicas ya tiene una tradición de siglos. Luego aparece la maravilla del Templo y Ex Convento de San Vicente Ferrer. Este fue uno de los primeros conventos fundados por los frailes dominicos en la Nueva España, aunque el edificio que ahora existe es quizá de fines del siglo XVI. Templo y convento (ahora casa parroquial) cierran en martes. Además, destaca la bella portada del templo, de estilo plateresco, aunque con elementos mudéjares y del arte tequitqui. Para don Francisco de la Maza y su antecesor en la historia del arte mexicano, don Manuel Toussaint, se trata de una obra maestra del siglo XVI.
Continuando hacia San Juan Tepecoculco, un pueblito situado a unos seis kilómetros al sureste de Chimal. Su parroquia es un modesto edificio con techo de dos aguas que muestra inscripciones de cuando fue construida en 1673 y remodelada en 1829. También tiene en su portada viejos relieves virreinales, incluido uno con el águila bicéfala (tal vez en referencia a la corona de Habsburgo) debajo de la ventana coral. Al fondo, se levanta el cono volcánico del Popocatépetl. El 27 de diciembre, para las fiestas de San Juan Evangelista, el atrio de este templo se llena de colorido y música con la verbena popular y el brinco de los chinelos.
Unos tres kilómetros al norte de Ozumba, sobre la carretera México-Cuautla, está la entrada a Popo Park, un antiguo y raro fraccionamiento campestre. Con más de cien años de edad, este lugar tiene un conjunto de elegantes casonas de aires europeos. Pero su encanto no es meramente arquitectónico. Alguien se encargó de poblar el rumbo con altísimos cedros, lo cual le da una atmósfera hermosa y sombría. Como pretexto para conocer el rumbo se puede entrar a la Iglesia de San Francisco de Asís, construcción modernista con reminiscencias góticas del siglo XX y obra de Honorato Carrasco. Se localiza a unos 700 metros de la carretera, por los arcos que están pasando el módulo de vigilancia. Cerca, se ubica otro edificio notable: la Casa de Porfirio Díaz, que curiosamente no es ni la más grande ni la más bonita de la zona. Se dice que fue una especie de casa de campo del general y presidente. Está sobre la calle Rosario, unos 300 metros al norte de la mencionada iglesia. Es propiedad privada y no está abierta al público, pero nada impide apreciarla desde afuera.
Sor Juana en Chimal y Ozumba
Sor Juana recibió el sacramento bautismal en la Iglesia de San Vicente Ferrer en San Vicente Chimalhuacán, comúnmente conocido como Chimal, que es la parroquia que correspondía a Nepantla. Según el acta, el bautismo tuvo lugar el 2 de diciembre de 1648, o sea, cuando la bebé tenía 20 días de nacida, aunque el letrero de mosaicos en aquella iglesia apunta el año de 1651. No se sabe si Sor Juana vivió algún evento importante de su niñez en Ozumba o, siquiera, si conoció este poblado. Es probable que sí, puesto que tenía familiares aquí. Pariente descendiente, posible sobrino bisnieto de la poetisa, el ilustre científico José Antonio Alzate nació en Ozumba en el siglo XVIII.
Un brillante sobrino de Sor Juana
Quizá había lazos de sangre entre la Décima Musa y el sacerdote y sabio José Antonio Alzate, oriundo de Ozumba. Sus investigaciones abarcaron infinidad de campos del conocimiento: física, historia natural, geografía, cartografía, arqueología, astronomía, química, biología, política. A diferencia de su lejana tía abuela, pocos estudios se han dedicado a este genio mexicano del siglo XVIII. En su honor, su pueblo natal se llama ahora Ozumba de Alzate.
Templo y Ex Convento de San Vicente Ferrer
No olvide apreciar con detenimiento en el interior del templo, en los muros laterales, los seis bellos retablos barrocos y churriguerescos. Los inmuebles están abiertos los lunes y de miércoles a viernes entre las 10 y las 13 horas. Pero se recomienda llamar antes a las oficinas parroquiales para asegurar que puedan abrirle el día de su visita. Teléfono: 01 (597) 976 1315.
Una pila monolítica
La pila de la iglesia de San Vicente Ferrer en Chimal es la más antigua de la Nueva España, según don Francisco de la Maza. En medio de la taza, entre dos franjas labradas con motivos vegetales muestra la inscripción: ANNO DNI MQXLII PONTIFICANTE PAVLO TERTIO AD LAUDEM DEI, que significa: Año del Señor de 1542, en el pontificado de Paulo II, a la gloria de Dios. Como suele ocurrir con las pilas bautismales mexicanas del siglo XVI, está labrada en una sola roca.
La Mariposa Monarca del Popocatépetl
Se sabe que los refugios invernales de la hermosa mariposa monarca se ubican en los límites occidentales del Estado de México. Sin embargo, este insecto tradicional llega también a un bosque de oyamel en las faldas del Popocatépetl. Este santuario es el de Joya Redonda, que se ubica en tierras del municipio de Atlautla, a una hora de camino del pueblo. Junto al bosque que alberga a los lepidópteros dorados hay un agradable prado y áreas para descansar, pero no hay más servicios para el turista. Si desea visitar este santuario, póngase en contacto con las autoridades de turismo del municipio de Atlautla: Teléfono: 01 (597) 976 2359 / 976 2360. Ellos podrán asignarle un guía que los acompañe y les indique el camino.
Qué comer, qué comprar
Gastronomía: Los días de tianguis podrá deleitarse con barbacoa, elaborada con borregos criollos. La carne puede ser cocinada en tonel, horno o cocida bajo tierra. La pancita o menudo se disfruta con chiles de árbol fritos, limón, cebolla y con tortillas hechas a mano. Los tamales y los atoles son tradicionales; hay de pinole, maíz azul, trigo, guayaba, cajeta. Los habitantes de los alrededores solían decir “Vamos a Ozumba, la Moronguera”, debido a que aquí la moronga se distingue por su buen sabor.
Artesanía:
La artesanía propia del municipio es la de los talabarteros, quienes se dedican a la elaboración de cinturones piteados y de hilo, monederos, carteras, bolsas, huaraches, monturas para caballo y los accesorios relacionados con la charrería. Además, podrá encontrar artesanía elaborada con hoja de tamal en forma de flores, chinelos y una gran variedad de figuras. También hay velas, veladoras, ceras, mimbre y barro.
Cómo llegar
Automóvil:
* Desde Ayapango son 13 kilómetros al sureste por el último tramo de la nueva autopista México-Cuautla (federal 115) y su continuación por la carretera vieja.
* Desde el centro de la Ciudad de México por las autopistas a Puebla (150 D) y a Cuautla son 68 kilómetros.
* Desde Toluca a través del Distrito Federal y las mismas dos vías anteriores son en total 115 kilómetros.
Autobús:
* Central de Autobuses de Oriente (TAPO): aborde uno de la línea Los Volcanes, que salen cada hora.