La batalla de Zacatecas no sólo fue la mayor batalla de la Revolución en contra de Victoriano Huerta, sino también uno de los acontecimientos definitivos de en la historia del México Moderno.
Con la toma de la capital de Zacatecas el día 23 de junio de 1914 finalizó la lucha de los revolucionarios en contra del gobierno militar que se había originado del golpe de Estado que había derrocado al presidente Francisco I. Madero.
Fueron muchos los grupos que combatieron al régimen huertista desde los primeros días que siguieron al cuartelazo.
En Zacatecas se levantó en armas Pánfilo Natera, y en el noreste Pablo González.
En Morelos y las entidades cercanas, Emiliano Zapata y sus tropas continuaron una lucha la cual ya tenía más de dos años.
En el noreste las tropas eran comandadas por Álvaro Obregón.
Los enemigos más peligrosos que encontraron los revolucionarios norteños se encontraban agrupados en una sola formación llamada la División del Norte bajo el mando de Francisco Villa.
Villa y sus hombres realizaron una campaña llena de triunfos, cuya victoria final y más rotunda fue la que obtuvieron junto con los grupos revolucionarios de Zacatecas y Durango en la batalla de Zacatecas.
Para los revolucionarios la batalla de Zacatecas no sólo representó la derrota decisiva de Victoriano Huerta, sino también el inicio de una escisión irreparable en sus filas.
La disputa entre el “Primer Jefe” del movimiento constitucionalista, Venustiano Carranza y Francisco Villa, la cual marcó el rompimiento definitivo entre ambos líderes.
La Toma de Zacatecas es por muchas razones un hecho de armas notable por sí mismo, más allá de sus efectos políticos.
Tuvo más de 32 mil efectivos de ambos bandos y fue una de los mayores enfrentamientos de la historia de México.
La Toma de Zacatecas es una de las batallas más emblemáticas de la Revolución Mexicana.